domingo, 8 de diciembre de 2013

John Nevins Andrews, el primer misionero al extranjero


John Nevins Andrews,  el primer misionero al extranjero

Julio 22, 1829 - Octubre 21, 1883


J.N. Andrews por lo general representa una cosa para los adventistas del séptimo día: fue el primer misionero adventista que viajó a Europa Occidental en 1874, para establecer la obra en Suiza. Pero no debemos olvidar que él también fue el autor del libro histórico History of the Sabbath (Historia del Sábado).Pocos de nosotros conocemos a J. N. Andrews como el tercer presidente de la Asociación General, del 14 de mayo de 1867 al 18 de mayo de 1869. Pero eso es lo que fue él, precedido solamente por John Byington y Jaime White. El gigante literario y acucioso erudito, fue también una vez el editor de nuestra venerable revista de la iglesia, la Review and Herald. Aunque vivió solamente cincuenta y cuatro años, se distinguió como uno de los mejores escritores que jamás hayamos tenido. Estuvo estrechamente asociado con el pastor Jaime White y su esposa en el liderazgo pionero y la obra evangelizadora de la naciente iglesia.

Andrews hizo labor sólida en su servicio pionero en Europa Occidental. En muchos aspectos, él estaba calificado para la obra de misión en el extranjero. En otros, lo hubiera hecho mejor en su propia tierra. Sin embargo, Dios lo usó para reunir a los grupos esparcidos de observadores del sábado en Inglaterra y en el Continente, y para organizar la obra con sede en Basilea, Suiza. Él murió al pie del arado, como un sacrificado misionero pionero.

(Ver: Footprints of the Pioneers, pp. 91-98; Pioneer Stories Retold, pp. 101- 114.)

Una Historia acerca de John. N. Andrews

De muchacho, J. N. Andrews deseaba ser congresista en Washington, D.C. Soñaba con su futuro, y juzgando por su floreciente vigor intelectual y sus habilidades literarias, podría haberlo logrado. Su tío Charles fue congresista y un hombre de importancia política en Maine, pero Dios tenía otros planes mayores para John.

En la primavera de 1844, un folleto llegó a las manos de una familia de apellido Stowell, en Paris, Maine. Este folleto era una reimpresión de un artículo que apareció en un periódico adventista de Portland conocido comoThe Hope of Israel (La Esperanza de Israel). El propósito de este folleto era convencer a la gente de que el séptimo día era el sábado cristiano y que debería ser guardado en lugar del domingo. Stowell tomó el folleto y lo puso a un lado, pero su hija Marian de quince años de edad lo recogió y lo leyó. Ella se convenció Y asimismo su hermano Oswaldo después de haberlo leído. Luego Marian compartió el folleto con John Andrews, entonces sólo de quince años de edad. Él lo leyó, se lo devolvió, y preguntó: “¿Han leído esto tu papá y tu mamá?”

“No”, dijo Marian, “pero yo sí, y encuentro que nosotros no observamos correctamente el sábado. ¿Qué piensas, John?”

“Yo pienso que el séptimo día es el sábado. Y si tú y yo pensamos eso, Marian, nosotros debemos observarlo”.

“Por supuesto. Mi hermano y yo hemos guardado el sábado pasado. Estaremos contentos de que te unas a nosotros. Pero tú lleva el folleto del pastor Preble a tu padre y madre para que lo lean”.

“De acuerdo”. El señor Andrews lo leyó, luego lo devolvió a los Stowells. Y ambas familias guardaron el siguiente sábado, reuniéndose para el servicio en una de sus habitaciones.

Bien, si no hubiera sido por la intervención de ese folleto, John Nevins Andrews nunca podría haber llegado a ser un gran autor, líder religioso y misionero.

Pronto después de aceptar la verdad propugnada por los adventistas observadores del sábado, el joven John tuvo una extraña experiencia. En Paris, donde él vivía, había un grupo de fanáticos que sembraban semillas de discordia entre los cristianos observadores del sábado. La presencia de estos fanáticos era tan conflictiva que no se realizaron reuniones durante año y medio. Pero después de un tiempo, se anunció una reunión y asistieron los líderes de la iglesia. En esta reunión los fanáticos fueron derrotados. El poder de Dios descendió de manera semejante a como lo hizo en el día del Pentecostés. Los padres se confesaban a sus hijos, los hijos a sus padres y unos a otros. J.N. Andrews, con profunda emoción, exclamó: “Intercambiaría mil errores por una verdad”.

En este servicio este joven llegó a un punto de decisión que echó la suerte para toda su vida futura. Se entregó a la obra de impartir el mensaje que había llegado a amar. Todo el resto de su vida vivió para impulsar los intereses del reino de Dios. ¡Qué ejemplo para nosotros!

Fuente: CENTRO WHITE PERÚ 

lunes, 16 de septiembre de 2013

HIRAM EDSON: Defensor de la Verdad del Sábado

HIRAM EDSON
Defensor de la Verdad del Sábado
Diciembre 1802 - Enero 1882


Hiram Edson fue el instrumento que Dios usó para revelar a los primeros adventistas guardadores del sábado el significado de la purificación del santuario. Con Bates y White, él fue uno de los estudiosos de pensamiento profundo que contribuyó al desarrollo doctrinal de los adventistas del séptimo día. Fue un sacrificado siervo de Dios y ardiente evangelizador, fiel durante su larga vida en su devoción a Cristo.

En 1840, él vivía en una granja cerca de Port Gibson, New York, un pueblo pequeño cerca del Canal Erie casi a medio camino entre Albany y Buffalo. Un pequeño grupo de creyentes, en su mayoría granjeros, vivían en esta área, y veían a Edson como su líder. Su granja estaba cerca de kilómetro y medio al sur del pueblo. En ese lugar los adventistas se reunieron el 22 de octubre de 1844, para esperar la venida del Rey. Pero Cristo no vino como ellos lo esperaban.

Al día siguiente, en respuesta a sus oraciones pidiendo luz, Dios le mostró a Edson -- en una visión -- una escena maravillosa: Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, ingresando al lugar Santísimo del Santuario Celestial para empezar su obra de juicio antes de su pronto retorno. Edson compartió esta luz con sus amigos Owen Crosier y Dr. F. B. Hahn, de Canandaigua. Ellos determinaron estudiar el santuario y su purificación desde el punto de vista bíblico. El resultado de su investigación apareció en su pequeño semanario adventista publicado en Canandaigua, el Day Dawn; luego más tarde también en el Day Star, de Cincinnati. A partir de este momento, llegó luz a los desanimados adventistas, y comenzó a aclarárseles el porqué de su dolor y chasco.

Fue Edson quien aportó recursos para la compra de la primera impresora adventista del séptimo día. Fue en la casa de Edson en Port Gibson que se llevó a cabo la primera Conferencia Sabática de 1848. Edson vendió su granja, volvió a la predicación, y llegó a ser un exitoso evangelizador. En la fase posterior de su vida laboró cerca de Roosevelt, New York. Durante años fue líder de nuestra obra allí. Fue enterrado en el cementerio de Roosevelt.
Ver: Footprints of the Pioneers, pp. 73-82; Captains of the Host, pp.91-105; Pioneer Stories Retold, pp. 25-31.
  
Una Historia acerca de Hiram Edson

¡Esta es una historia sobre el amanecer de nueva luz!
Temprano en la mañana después del gran chasco del 22 de octubre, Edson dijo a unos pocos amigos que quedaron en su casa: “Vamos al granero y oremos.”

Ellos entraron al granero, juntaron la puerta y oraron audiblemente esperando que sus mentes fueran iluminadas. La respuesta vino, ciertamente. No mientras ellos estaban en el granero, aunque tuvieron el testimonio del Espíritu de que sus oraciones eran oídas, pero menos de una hora más tarde, cuando Edson y sus amigos estaban atravesando el campo de maíz para visitar a un vecino. Arthur Spalding relata lo que sucedió:
“A medio camino del campo Hiram Edson fue detenido como por una mano sobre su hombro. Levantó su rostro hacia el cielo gris, y pareció abrirse una ventana al tercer cielo… Vio a Cristo como gran Sumo Sacerdote pasando del Lugar Santo del santuario al Lugar Santísimo. ‘Y yo ví’, escribe Edson, ‘que en vez de que nuestro Sumo Sacerdote saliera del Lugar Santísimo del santuario celestial para venir a esta tierra el décimo día del séptimo mes, al fin de los 2300 ingresó por primera vez en ese día al segundo compartimento del santuario; y que tenía una labor que desarrollar en el Lugar Santísimo antes de venir a esta tierra’”.

“Su compañero... había llegado al otro lado del campo. En la cerca se dio vuelta... y lo llamó: ‘Hermano Edson, ¿por qué se detiene?’ Edson replicó: ‘El Señor estaba respondiendo a nuestra oración de la mañana.’ Entonces, acercándose a su amigo, le relató la visión. Continuaron su camino, discutiendo el asunto, recordando lo poco que habían estudiado del santuario, y dando forma a la evidencia bíblica de la revelación.” --Captains of the Host, p.94
Los adventistas podían ahora comprender que Jesús no podría venir hasta que su obra como Sacerdote fuera terminada en el cielo. Cuando esta importante verdad fue compartida, las buenas nuevas se esparcieron y el chasco fue visto por primera vez en su verdadera luz.

El año siguiente los adventistas de Port Gibson recibieron preciosa luz adicional. José Bates -- el apóstol del Sábado-- viajó allí con su mensaje del Sábado.
“Edson ahora recibió el mensaje de Bates con júbilo, y guardó el siguiente sábado. El Dr. Hahn se le unió en esto. Pero Crosier dijo: ‘Es mejor ir lento, hermanos, es mejor ir lento. No se paren sobre un tablón sin antes saber si éste los sostendrá’”.

“‘Yo ya probé el tablón,’ replicó Edson, ‘y sé que me sostendrá.’”--Ibid, 104.
“Parecería,” escribe Arthur Spalding, “que el grupo de Port Gibson fue el primer grupo adventista que dio el paso sobre los dos primeros tablones de la plataforma de la fe adventista del séptimo día que estaba siendo desarrollada: el santuario y el sábado.”

miércoles, 28 de agosto de 2013

JAIME WHITE: El Apóstol Pablo del Movimiento Adventista

JAIME WHITE
El Apóstol Pablo del Movimiento Adventista
Agosto 4, 1821 - Agosto 6, 1881


Los adventistas del séptimo día nunca han conocido a un ejecutivo y líder misionero más talentoso y capaz que Jaime Springer White. Él también fue un poderoso evangelizador público. No solamente participó con Guillermo Miller, José Bates y otros muchos predicadores en anunciar el advenimiento de nuestro Señor alrededor de los años 1840’s, sino que sobrevivió al movimiento millerita para llegar a ser el primer gran apóstol de la causa adventista del séptimo día.
La palabra “primer” se aplica a Jaime White como a ningún otro ministro en la iglesia. Fue el editor del primer periódico publicado por los adventistas del séptimo día, Present Truth(1852)Fue el primer editor de la Review and Herald (1850), de Youth’s Instructor (1852), también de Signs of the Times (1874). Podría haber sido el primer presidente de la Asociación General, pero declinó el honor que le ofreció la hermandad, mayormente porque él había sido el principal promotor de la organización de la iglesia. Él no quería que la gente pensara que estaba trabajando en su propio beneficio. Sin embargo, fue presidente de la Asociación General entre 1865 - 1867, 1869 - 1871, 1874 - 1880.
La contribución de Jaime White a la iglesia se dio en el campo de la obra de publicaciones tanto como en el del liderazgo y administración de iglesia. Si hubo un fundador de la asociación editorial Review and Herald, lo fueron él y su esposa, Elena de White. Lo mismo se puede decir de la asociación de publicaciones Pacific Press. Jaime White fue el patrocinador y promotor de ambas grandes instituciones.

Él murió el 6 de agosto de 1881, cuando sólo tenía sesenta años de edad. Literalmente se exigió tanto en el trabajo hasta el punto de morir. Se elevó a una estatura tal que fue difícil persuadir a otros hombres a asumir la obra para la cual pensaban ellos que él estaba muchísimo más calificado. Su esposa le aconsejaba que compartiera sus responsabilidades. Esto trató él de hacer, pero Jaime White era un personaje de gran proyección: excelente financista, administrador, escritor, evangelizador y ejecutivo. Los otros líderes dependían tanto de él, que su salud no resistió más. Sus sesenta años de vida fueron empleados de manera sacrificada y exenta de egoísmo. Ningún otro ministro adventista del séptimo día hizo más que él para establecer altos principios y eficiencia en la vida de nuestras iglesias e instituciones.
Ver: Captains of the Host, pp. 45-57; Footprints of the Pioneers, pp. 117-122; Pioneer Stories Retold, pp. 59-76.


 Una Historia acerca de Jaime S. White


Jaime S. White nació en Palmyra, Maine, el 4 de agosto de 1821. El hecho de que él creciera en una pedregosa granja de Maine y que viviera en un hogar humilde solamente añade interés a la historia de su vida.

En su juventud fue un maestro de escuela. Llegó a ser un ministro de la Iglesia Cristiana de Maine. Él aceptó las ideas de Miller en cuanto al segundo advenimiento y tuvo éxito en predicar la doctrina de la pronta venida del Salvador.

“En enero de 1843, en medio de un frio invierno de Maine, él salió a lomo de caballo, con poco abrigo y sin dinero, rumbo a su campo de trabajo entre personas desconocidas a más de ciento cincuenta kilómetros de distancia. En cierta ocasión un gentío, incitado por no creyentes, se reunió alrededor de la casa de reunión y sacaron las ventanas. Cuando el joven ministro comenzó a orar, una bola de nieve silbó a través de la ventana y se estrelló contra el techo. Esto fue el comienzo de una descarga de bolas de nieve que se estrellaban contra el techo y se derramaban sobre él y sobre la Biblia. Cerrando su Biblia, empezó a describir los terrores del día del Señor. Fue inspirado a dar un sermón tal como nunca había sido capaz de darlo anteriormente. Pronto, bajo el encanto de su elocuencia, el alborotado gentío se tranquilizó. A medida que hablaba, sacó de su bolsillo un objeto puntiagudo, el cual le habían arrojado y lo había golpeado en la frente la noche anterior. Sosteniendo el objeto puntiagudo, dijo:

“Algún pobre pecador me tiró este objeto puntiagudo la noche anterior. Dios tenga piedad de él. El peor deseo que tengo para él es que en este momento él sea tan feliz como lo soy yo. ¿Por qué debería indignarme por este insulto cuando mi Maestro los tuvo atravesando sus propias manos?’

“En ese momento, él levantó sus brazos y colocó sus manos sobre la pared detrás de él en la posición de Cristo sobre la cruz. Con lágrimas rodando por sus mejillas, el joven ministro llamó a los pecadores al arrepentimiento. El efecto fue poderoso. Más de cien personas lloraban y casi otro tanto se puso de pie para orar.

“Cerrando la reunión, el joven Jaime White comenzó a salir a través de la subyugada muchedumbre. Alguien lo tomó del brazo, lo guió y asistió al pasar por en medio de la muchedumbre. Él no conocía a esta persona, y sin embargo le parecía extrañamente familiar. Cuando la señora White llegó a él a través de la muchedumbre, él extrañó a su compañero y jamás descubrió la identidad de este protector enviado por el cielo. Sus charlas continuaron en ese lugar tres o cuatros noches sin la menor oposición y tuvieron como resultado un reavivamiento general”.--Pioneer Stories Retold. pp, 64,65.

En cierto lugar el joven Jaime White llevó a cabo reuniones públicas y doscientos conversos fueron añadidos a las iglesias.

miércoles, 24 de julio de 2013

ELENA G. DE WHITE: Mensajera del Señor

ELENA G. DE WHITE
Mensajera del Señor
Noviembre 26,1827 - Julio 16,1915

Elena Harmon era una adolescente cuando participó en la proclamación millerita de los 1840’s. Ella pasó por el chasco, pero su fe nunca fluctuó. Llegó a ser una de los tres pioneros originales de lo que llegaría a ser la Iglesia Adventista del Séptimo Día, uniéndose al que llegaría a ser su esposo, Jaime White, y a José Bates en la difusión de la nueva luz sobre la purificación del santuario y el sábado.
Poco después de su primera visión, Elena dijo que el Señor le había ordenado: “Escribe, escribe las cosas que te son reveladas”. Posteriormente confesaría ella: “En el tiempo en que me llegó el mensaje, yo no podía mantener mi mano firme. Mi condición física hacía que me fuera imposible escribir”.

Continúa ella: “Pero nuevamente vino la palabra: ‘Escribe las cosas que te son reveladas’. Yo obedecí; y… no pasó mucho tiempo antes de que yo pudiera escribir página tras página con bastante facilidad. ¿Quién me dijo que debía escribir? ¿Quién afirmó mi mano derecha e hizo posible que pudiera usar una pluma? -- Fue el Señor”. --Review and Herald, 14 de junio de 1906. (Citado en Messenger to the Remnant, pág. 109.)
Su primera revelación profética en diciembre de 1844, fue seguida por aproximadamente dos mil otras en sueños proféticos o visiones. La última visión conocida, tenía que ver con el bienestar espiritual de los jóvenes -- la fecha, 3 de marzo de 1915. Durante los setenta años de su ministerio público ella escribió aproximadamente veinte y cinco millones de palabras o su equivalente de ¡cien mil páginas de material escrito a mano!

Los consejos de la señora de White, en todas las áreas de la organización y administración de la Iglesia, son bien conocidos. En algunas áreas de la ciencia y la educación, el mundo aún no ha aplicado la filosofía y los principios enunciados por la señora White. Y donde sus consejos han sido implementados, los resultados han confirmado su origen divino.

Jaime White murió en 1981. Por casi treinta y cuatro años la señora White fue viuda. Trabajó dos años en Europa, de 1885 a 1887. Fue pionera en Australia de 1891 a 1900. Fue realmente una mujer que pertenecía al mundo, y no simplemente a un grupo provincial. Aunque era norteamericana, su misión fue para la iglesia mundial.
El 13 de febrero de 1915 ella tuvo una caída en su casa de St. Helena, California, y se rompió la cadera izquierda. Murió el 16 de julio de 1915. Fue enterrada en el cementerio Oak Hill, en Michigan, al lado de la tumba de su esposo. Sin embargo, ella continúa hablándonos en los cerca de cien libros disponibles en inglés y en una gran cantidad de traducciones a otros idiomas.
(Ver: Menssenger to the Remnant, pp. 109 - 111; Captains of the Host, por A. W. Spalding, pp. 58 - 76; Pioneer Stories Retold, pp. 77-100; Footprints of the Pioneers, pp. 59-67.)


Una Historia acerca de Elena G. de White

La joven Elena Harmon (posteriormente Elena G.de White) tuvo su primera visión profética el mes siguiente luego de cumplir diecisiete años y tan sólo dos meses después del chasco de octubre de 1844. La ocasión de su primera visión debe de haber sido realmente emocionante. Ella estaba de rodillas en oración junto con otras cuatro damas en la casa de su entrañable amiga, la señora Haines, en South Portland, Maine. Estas cinco dedicadas mujeres oraban con insistente confianza para que su Padre Celestial les revelase la razón por la cual Jesús no había venido como lo esperaban el 22 de octubre. Mientras estaban orando pidiendo luz y orientación, la joven Elena sintió el poder de Dios como nunca lo había sentido antes. Arthur W. Spalding dice:

“En un momento ella estaba ausente a todo lo que le rodeaba, ella vio la visión de Dios”.
“Ella vio un sendero recto y estrecho colocado en alto por encima del mundo, en el cual el pueblo de Dios estaba viajando a la Ciudad Eterna más allá. Detrás de ellos resplandecía una luz brillante sobre el sendero, que un ángel le dijo que era el ‘clamor de media noche’ de 1844. El 22 de octubre de 1844 fue llamado el Día del Chasco, pero en verdad era un día señalado para él (Cristo). Aquellos viajeros en el sendero que mantenían sus ojos en Jesús, caminaban en la luz que les era arrojada sobre su sendero y continuaban con seguridad, pero aquellos que se desanimaron y flaquearon perdieron el paso y cayeron fuera. Pronto escucharon la voz de Dios anunciando la venida de Jesús, y entonces vieron la pequeña nube negra que crecía más grande y más brillante, hasta que en las tonalidades del arco iris del cielo se reveló el Hijo del hombre viniendo en su gloria”. --Footprints of the Pioneers 65,66.

Cuando Elena salió de su primera visión, sus amigos se sintieron aliviados porque habían pensado que estaba muerta. No había aliento en sus pulmones, sus ojos estaban abiertos, pero no podía ver ni una sola cosa. Solamente con el ojo de la mente podía ella contemplar las escenas de la visión. Ella dijo:

“Yo nunca pensé que podría volver al mundo otra vez. Cuando mi aliento volvió a mi cuerpo, no podía escuchar nada. Todo estaba oscuro. La luz y gloria sobre las cuales se habían fijado mis ojos habían eclipsado la luz y así fue por muchas horas. Luego, gradualmente comencé a reconocer la luz y pregunté donde estaba”.
“Estás aquí en mi casa”, dijo la dueña de la casa.
“‘¿Qué, aquí? ¿No lo saben ustedes?’. Luego recordé todo. ¿Ha de ser éste mi hogar? ¿He venido aquí otra vez? ¡Oh, el peso y la carga que vinieron sobre mi alma!” -- MS 16, 1894, Messenger to the Remnant, p. 6.
“Yo lloré cuando me encontré aquí, y sentí nostalgia. Yo había visto un mundo mejor, y había echado a perder éste para mí”. --Life Sketches, 67,68.

Es la preciosa luz que la hermana White recibió en sus visiones lo que vemos reflejado en cada página de sus maravillosos libros. ¿Cuántos de estos libros ha leído usted? ¿Puede usted nombrar cinco de sus libros?

lunes, 17 de junio de 2013

JOSÉ BATES: Apóstol de la Verdad del Sábado

JOSÉ BATES
Apóstol de la Verdad del Sábado
 Julio 8, 1792-Marzo 8, 1872

Fairhaven, Massachusetts, es una pequeña y tranquila ciudad que se encuentra pasando el Rio Acushnet al otro lado del antiguo puerto ballenero de New Bedford. A esta comunidad de Nueva Inglaterra vinieron los padres de José Bates a establecerse en una pequeña granja, cuando José era un pequeño niño. Aquí el futuro pionero de la iglesia paso su niñez y el encanto del mar penetró en su sangre. A la edad de quince años se “embarcó” en una nave comercial, y por los siguientes veintiún años vivió la vida de un marino. Sus emocionantes aventuras en el mar y la pintoresca historia de su vida son relatadas en el libro de Virgil Robinson “Cabin Boy to Advent Crusader” ([De Grumete a Cruzado Adventista] Southern Publishing Association, 1960).

Bates retornó a la vida civil en 1828 con una pequeña fortuna, y llegó a involucrase en la causa abolicionista. Fue conocido como un hombre de coraje y convicción. Bates estaba trabajando para desarrollar las instalaciones para una escuela industrial cuando aceptó el punto de vista de Guillermo Miller en cuanto al pronto retorno de Cristo. Después de alrededor de un año se jubiló de la vida de capitán de mar y se convirtió en un respetado evangelizador y líder espiritual entre los adventistas. Él dirigió una de las primeras conferencias adventistas.

A inicios de 1845, Bates fue providencialmente guiado a una comprensión de la verdad concerniente al Sábado del séptimo día. Visitó Washington, New Hampshire, donde un grupo de adventistas había comenzado a observar el séptimo día. Fortalecido por esta experiencia, llegó a ser el apóstol de esta doctrina nuevamente descubierta. En 1846 publicó un folleto de 48 páginas sobre el tema. El capitán Bates fue presentado en las Conferencias Sabáticas de 1848, donde importantes enseñanzas de la Biblia fueron desenterradas de la mina de oro de la Escritura por los adventistas observadores del sábado. Estas doctrinas nuevamente descubiertas llegaron a ser la plataforma de la fe adventista del séptimo día.

El respetado Capitán era el más viejo de nuestros pioneros de iglesia. Y llegó a ser el primer presidente de una asociación adventista del séptimo día local (Michigan, 1861). Él vivió hasta alcanzar una avanzada edad. Una razón para su resistencia física, a pesar de muchos sacrificios, fue su dieta simple y hábitos temperantes. Él organizó una de las primeras sociedades de temperancia en Estados Unidos. El Capitán Bates era un hombre espiritual, con puntos de vista claros, precisos, era valiente como un león. No vaciló en sacrificarse cuando la necesidad lo requería. Agradezcamos a Dios por el venerable Capitán / Apóstol de la verdad del Sábado.


 Una Historia acerca del Capitán José Bates


Cualquier cosa que el Capitán Bates hacía, lo hacía bien. Él no era un trabajador de corazón dividido, cuando servía como capitán de mar, determinó ser el más eficiente “capitán de mar” que “navegó los siete mares”.

Cuando descartó el tabaco y las bebidas alcohólicas, los abandonó para siempre, no dio ni un solo paso atrás. Cuando aceptó los puntos de vista de Guillermo Miller y comenzó a predicar el advenimiento de Cristo, puso todo su dinero y corazón a favor de su predicación. Cuando vio la luz sobre el Sábado del cuarto mandamiento, comenzó a guardar el sábado desde la primera ocasión.

La esposa de José, Prudencia, pensaba que él era impulsivo y excesivamente entusiasta en cuanto a las cosas. Ella siempre iba años detrás de su dinámico esposo, pero eventualmente logró ponerse a la par con él. Esto fue cierto, en cuanto a su aceptación del mensaje adventista y de la verdad del Sábado.

No fue mucho después de que José Bates conociera por primera vez la verdad del sábado (en un artículo por T. M. Preble en “Hope of Israel”; [La Esperanza de Israel], marzo, 1845) que él oyó un tema sobre un pequeño grupo de guardadores del sábado en las montañas de New Hampshire, en un pequeño pueblo llamado Washington. El líder era Frederick Wheeler. José Bates sintió un ardiente deseo de ver a esta gente y hablarles acerca de la fe. Así que compró un boleto en un tren y fue tan lejos como el tren pudo llevarlo, compró un boleto en una diligencia y fue tan lejos como la diligencia pudo llevarlo; el resto del camino lo hizo a pie. Llegó a la granja de Wheeler muy tarde de noche.

Las luces estaban apagadas y el primer ministro adventista en guardar la verdad del sábado estaba en cama. Bates no vaciló en despertarlo y conversaron la mayor parte de la noche. El hijo de Wheeler de once años de edad, Jorge, oyó la conversación y más tarde divulgó la historia. El siguiente día, Jorge y un trabajador contratado fueron a los campos a trabajar mientras el pastor Wheeler llevó al Capitán Bates a la casa de Cyrus Farnsworth en Millen Pond, cerca de la pequeña iglesia donde los adventistas observadores del sábado se reunían. Y allí, bajo los árboles de arce, Frederick Wheeler, Cyrus Farnsworth, su hermano Guillermo y José Bates se sentaron y conversaron acerca del Sábado.

Después de la reunión, realmente la primera conferencia adventista del séptimo día jamás realizada, Bates retornó a Fairhaven. Su mente estaba convencida. Su ánimo estaba rebosante y lleno de celo para predicar la verdad. “¡Oh cuanto amo este Sábado!”, exclamó él.

De vuelta en Fairhaven, el antiguo capitán de mar se encontró sobre el viejo puente que cruza el río Acushnet con un amigo suyo y compañero adventista, James Madison Monroe Hall, quien exclamó: “Capitán Bates, ¿Qué noticia hay?” La triunfante respuesta del hermano Bates fue: “La noticia es que el séptimo día es el Sábado del Señor nuestro Dios”. Hall no era fácil de convencer, pero los argumentos del capitán Bates eran convincentes, y Hall llegó a ser un converso de la doctrina del Sábado (él guardo el siguiente sábado) y se unió a Bates en esta verdad nuevamente descubierta. No mucho después de esto, Bates escribió un folleto sobre este tema, el cual fue un instrumento para conducir a Jaime y Elena White a aceptar esta luz.

Y ahora usted puede saber, por qué le llamamos al capitán Bates el Apóstol de la Verdad del Sábado.

Fuente: CENTRO WHITE PERÚ

viernes, 24 de mayo de 2013

GUILLERMO MILLER: Heraldo del Segundo Advenimiento


GUILLERMO MILLER
Heraldo del Segundo Advenimiento
15 de Febrero, 1782 - 20 de Diciembre, 1849

Cuando era un niño pequeño, Guillermo Miller vivía en una granja en la parte oriental del Estado de Nueva York. A la muerte de sus padres esta granja llegó a ser suya. De muchacho fue un estudiante diligente, prestándose libros y leyéndolos siempre que tenía una oportunidad. De noche, después que sus padres se habían retirado, él se levantaba silenciosamente, tomaba un libro y se echaba delante de la estufa para estudiar. Una noche su padre lo encontró y lo amenazó con azotarlo si no descansaba y dejaba sus necios hábitos de estudio.

Miller tenía fuertes antecedentes religiosos, pero llegó a unirse a la “multitud” equivocada. Sus amigos eran deístas. Esta gente dejaba de lado la Biblia y tenía ideas vagas acerca de Dios y su personalidad. Pero Miller fue siempre un hombre de elevado carácter moral. Lo que no lograba encontrar en la religión buscaba encontrarlo en logros elevados y patrióticos. Sirvió a su país como un oficial en la guerra de 1812. Sirvió con distinción. Después, sirvió como juez de paz en la localidad donde vivía.

Cuando Miller tenía treinta y cuatro años de edad, se sentía insatisfecho con sus puntos de vista. El Espíritu Santo impresionó su corazón, y retornó al estudio de la Palabra de Dios. En este libro Jesús le fue revelado como su Salvador. Encontró en Cristo la respuesta a todas sus necesidades. Se propuso estudiar la Biblia cuidadosamente y determinar, si pudiera, la respuesta a los muchos problemas que lo tenían perplejo. Su estudio lo condujo a las grandes profecías que apuntaban al primer y segundo advenimiento de nuestro Señor. Las profecías de tiempo lo interesaron, particularmente las profecías de Daniel y Apocalipsis.

En el año 1818, como resultado de su estudio de las profecías de Daniel 8 y 9, llegó a la conclusión de que Cristo vendría en algún momento en el año 1843 ó 1844. Él vaciló hasta 1831 antes de empezar a anunciar sus descubrimientos. Para entonces, la suerte estaba echada. A partir de su primer servicio público, podríamos marcar los inicios del movimiento adventista en Norteamérica. En los meses y años que siguieron, aproximadamente 100,000 personas llegaron a creer en la inminencia de la segunda venida de Cristo.

Después del chasco de 1844, Miller vivió por varios años. Descansó en Cristo en 1849. Una pequeña iglesia se estableció cerca de su hogar en Low Hampton, construida por Miller antes de morir. A despecho de su comprensión equivocada del evento que había de ocurrir en 1844, Dios lo usó para despertar al mundo a la proximidad del fin y para preparar pecadores para el tiempo del juicio.

Él yace sepultado en el pequeño cementerio de Low Hampton, Nueva York, aguardando el llamado del Dador de la Vida.

Ver: The Great Controversy, pp. 317-330, también Midnight Cry, pp. 17-60; Footprints of the Pioneers pp.18-27 y Captains of the Host, pp. 15-26.

Una Historia acerca de Guillermo Miller

En 1818 Guillermo Miller llegó a la conclusión de que Cristo iba a retornar en 1843 ó 1844. Pero vaciló en hablar a las personas sobre esto, porque pensaba: “Yo sólo soy un granjero y ellos se reirán de mí”. Así que estudió el asunto quince años más. Luego, un sábado a inicios de agosto de 1831, prometió al Señor que si le abría el camino, él iría. Arthur Spalding cuenta la historia de cómo el Señor guió a su sobrino, Irving, a la casa de Miller con la invitación que él había puesto como condición.

“¿Qué quiere decir con abrir el camino?”

“Porque si alguien viniera sin que yo tome la iniciativa y me pidiera ir a anunciar el mensaje, yo diría que el camino estaba abierto”.

“Y luego, Irving [estaba] frente a la puerta, tocando y dando el mensaje de su padre [para ir y realizar un servicio de culto en la ausencia del predicador local]. ‘ Venga y enseñe a nuestra gente que el Señor viene...’”

“Guillermo Miller, fue sacudido por este repentino llamado. No respondió palabra alguna al muchacho, pero dándose vuelta, salió por la puerta trasera y descendió por la pequeña colina del lado oeste y luego subió nuevamente a un huerto de arces, donde él iba a menudo a orar. Pero a lo largo de todo el camino, una voz resonaba en sus oídos: ‘Ve y dilo, ve y dilo, ve y dilo al mundo”. En su huerto de arces (con algunos de los antiguos y patriarcales arces aún en pie, además de algunos arces más jóvenes) cayó sobre sus rodillas y clamó: ‘¡Señor, yo no puedo ir! ¡Yo no puedo! Soy sólo un granjero, no un predicador; ¿cómo puedo llevar un mensaje como Noé?’ Pero todo lo que podía oír era: ‘¿Quebrarás una promesa tan pronto, luego de haberla hecho? ¡Ve y dilo al mundo!’”

“Al final se rindió, clamando: ‘Señor, no sé cómo hacerlo, pero si tú vas conmigo, yo iré’”.

“De inmediato se levantó la carga que pesaba sobre él. Se llenó de ánimo, saltando se puso de pie -- esto dicho de un antiguo granjero de edad madura -- y saltaba arriba y abajo, aplaudiendo con sus manos y gritando: ‘¡Gloria! ¡Aleluya!’”.

“Lucy, su hija más pequeña, su más constante compañía, lo había seguido, mientras él se apresuraba camino abajo, y ahora, de pie a un lado, ella observó su oración y su triunfo. Sorprendida de tal explosión emocional como nunca la había visto en su padre, corrió de vuelta a la casa exclamando: ‘¡Madre, Madre, ven rápido! ¡Papá está abajo en el huerto y se ha vuelto loco!’ Esto fue lo que el mundo dijo de él después, pero Lucy llegó a reconsiderar su juicio y a seguir sus enseñanzas al final de sus días.” Footprints of the Pioneers, pp. 20-22.

Bien, esa es la historia del llamado de Miller para predicar la segunda venida de nuestro Señor. ¡Cuán poderoso predicador era él también! Directo, vigoroso. Miles fueron convertidos a través de su ministerio. Si nosotros esperamos que el Señor nos ayude a alistarnos para su venida y para ayudar a otros a estar listos, debemos ser acuciosos estudiantes de la Biblia y tan fieles en nuestra obra como lo fue Miller, allí por los años 1830´s y 1840´s.

miércoles, 24 de abril de 2013

"El Testimonio de Jesús" ¿Qué es?



El libro de Apocalipsis, de acuerdo a la escuela historicista de interpretación, ofrece una visión panorámica de la antigua controversia entre Cristo y Satanás. El registro de este conflicto que abarca la era cristiana está bosquejado en visiones simbólicas.
El capítulo 12 inicia una nueva línea profética. Aludiendo brevemente a la historia del pueblo de Dios en el AT, aborda el primer advenimiento de Cristo, el significado de su muerte y Su ascensión al trono de Dios. Luego conduce al lector a lo largo de siglos de historia eclesial hasta al ataque final de Satanás al pueblo de Dios, tersamente resumido en el verso 17.
Estos creyentes fieles del tiempo del fin son identificados con dos características:

1. Guardan los mandamientos de Dios
2. Tienen el testimonio de Jesús.

Este escrito abordará sólo la segunda señal identificadora –“el testimonio de Jesús”. La frase “testimonio de Jesús” (ten marturian Iesou) ocurre seis veces en el libro de Apocalipsis (1:2, 9; 12:17; 19:10 [dos veces]; 20:4).

Apocalipsis 1:2. “que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto”.

Apocalipsis 1:9. “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo”.

Apocalipsis 12:17. “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.

Apocalipsis 19:10. “Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Apocalipsis 20:4. “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”.

Dos explicaciones gramáticamente posibles de su significado han sido propuestas. La primera toma ten marturian Iesou como un genitivo objetivo y lo interpreta como el testimonio de alguien sobre Cristo.[1] Así, la guerra mencionada en 12:17 alude a las “persecuciones contra todos los individuos de la iglesia que guardan los mandamientos de Dios y dan testimonio de
Jesús.[2] Esta interpretación en parte está basada en la noción de que para el tiempo de escritura del Apocalipsis, la palabra marturia había adquirido el significado técnico de martirio.[3]
Este significado en particular para marturia, sin embargo, de ninguna manera fue establecido en el primer siglo. Sabemos que para el tiempo en que El Martirio de Policarpo[4] fue escrito era común usar martus (testigo) como un equivalente a “mártir”. Pero no hay nada que indique que éste era el caso en la época de redacción del Apocalipsis.[5] A. A. Trite dice “las palabras marturionmarturia marturein… no implican martirio como parte de su significado de diccionario.[6]
La segunda postura toma marturian Iesou como genitivo subjetivo y entiende “testimonio de Jesús” como la auto-revelación de Jesús que obró en los profetas cristianos,[7] o “las verdades que Él enseñó que están reveladas en el Nuevo Testamento”.[8] Comentando sobre Apocalipsis 1:2 Trite dice:

Similarmente en 1:9 y 12:17 tiene perfecto sentido tomar los genitivos como genitivos subjetivos. “La Palabra de Dios y el testimonio de Jesús” significarían entonces “la palabra hablada por Dios y el testimonio dado por Jesús” (1:9) y “los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesús” implicarían “los mandamientos de Dios y el testimonio dado por Jesús” (12:17). La explicación que sigue el genitivo subjetivo recibe mayor confirmación en las palabras explicativas adjuntas por el vidente en 19:10: “Pues el testimonio dado por Jesús es el espíritu que inspira a los profetas” (traducción independiente).[9]

Finalmente notamos que varios comentaristas no adoptan una postura que incluya a ambas o que discrimine a otra. Más bien, ellos consideran marturian Iesou en algunos textos como un genitivo objetivo y en otros pasajes como un genitivo subjetivo.[10] Otros ven una “ambigüedad intencional y por tanto una genitivo ‘general’ que incluye aspectos tanto subjetivos como objetivos”.[11]

El uso de Marturia en los escritos extra joánicos

1. Por Marcos:

a. El sumo sacerdote y todo el consejo buscó testimonio [marturian] contra Jesús (14:55).
b. Su testimonio [hai marturiai] no concordaba (14:56).
c. Pero ni aun así concordaban en el testimonio (14:59).
d. Resumen: La construcción gramatical en 14:59 es claramente un genitivo subjetivo.

2. Por Lucas:

a. ¿Qué más testimonio [marturias] necesitamos? (22:71).
b. Porque no recibirán tu testimonio acerca de mí [sou marturian peri emou] (Hch. 22:18).
c. Resumen: En Hechos 22:18 Lucas usa genitivos subjetivos seguidos de una frase preposicional (peri, “acerca”, “sobre”) que identifica el objeto: “mí”.

3. Por Pablo:

a. Es necesario que tenga buen testimonio [marturian] de los de afuera (1 Tim. 3:7).
b. Este testimonio [marturia] es verdadero (Tito 1:13).
c. Resumen: Ninguna estructura sintáctica relevante está presente en estos dos versos.

El uso de Marturia en el evangelio de Juan y sus epístolas

1. Éste vino por testimonio [marturian], para que diese testimonio [peri, “concerniente”] de la luz, a fin de que todos creyesen por él (Juan 1:7).
2. Éste es el testimonio de Juan [marturian tou Iannou] (1:19).
3. y no recibís nuestro testimonio [marturian heon] (3:11).
4. y nadie recibe su testimonio [he marturian autou] (3:32).
5. El que recibe su testimonio [autou he marturian] (3:33).
6. mi testimonio no es verdadero [he marturia mou] (5:31).
7. y sé que el testimonio [hen marturia] que da de mí [peri emou, “sobre mi”] es verdadero (5:32).
8. no recibo testimonio [marturian] de hombre alguno (5:34).
9. Mas yo tengo mayor testimonio [marturian] que el de Juan (5:36).
10. tu testimonio [marturia sou] no es verdadero (8:13).
11. Mi testimonio [marturia mou] es verdadero (8:14).
12. el testimonio de dos hombres [duo anthopon he marturia] es verdadero (8:17).
13. Su testimonio es verdadero [alethine autou estin he marturia] (19:35).
14. Su testimonio [alethes estin he marturia] es verdadero (21:24).
15. Si recibimos el testimonio de los hombres [he marturian ton antropon], mayor es el testimonio de Dios [he marturia tou Theou]; porque éste es el testimonio con que Dios [he marturia tou Theou] (1 Jn. 5:9).
16. El… tiene el testimonio [he marturian] en sí mismo;…no ha creído en el testimonio [he marturian] (1 Jn. 5:10).
17. Y éste es el testimonio [he marturia] (1 Jn. 5:11).
18. Nuestro testimonio [he marturia hemon] es verdadero (3 Jn. 12).

Conclusiones del estudio de marturia

De las evidencias escriturales podemos concluir lo siguiente:

1. Marturia se usa 21 veces en el Evangelio y las Epístolas de Juan. Catorce veces es usada en una construcción en modo genitivo que es claramente subjetivo. La idea objetiva de “testimonio sobre” o “testimonio a” en el evangelio de Juan y sus epístolas es expresada consistentemente con la preposición peri (sobre, concerniente) con el verbo martureô (dar testimonio, testificar).
2. Juan nunca usa el sustantivo marturia (testimonio, testigo) con una construcción genitivo objetiva de manera aislada. Siempre usa la preposición peri para expresar el genitivo objetivo. Por ejemplo:

a. para que diese testimonio de la luz [martureô peri] (Jn. 1:7).
b. Si yo doy testimonio acerca de mí mismo [martureô peri] (5:31).
c. el que da testimonio acerca de mí [martureô peri] (5:32).
d. ha testificado acerca de su Hijo [martureô peri] (1 Jn. 5:9).
e. Otros textos usando peri son Juan 1:8, 15; 2:25; 5:36, 37, 39, etc.; 1 Juan 5:9, 10.

3. En el libro de Apocalipsis, por tanto, debiéramos esperar encontrar el mismo uso demarturia como en el Evangelio y las Epístolas de Juan.

El significado de Marturia Iesou en Apocalipsis[12]

En Apocalipsis 1:2, 9: 12:17 y 20:4, la expresión “testimonio de Jesús” es balanceada cada vez con la expresión “la palabra de Dios” o la frase “los mandamientos de Dios”.

Apocalipsis 1:2. [Juan] que ha dado testimonio de la palabra de Dios [logon tou Theou], y del testimonio de Jesucristo [marturian Iesou Christou], y de todas las cosas que ha visto.

Apocalipsis 1:9. Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios [logon tou Theou] y el testimonio de Jesucristo [marturian Iesou].

Apocalipsis 12:17. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios [entolas tou Theou] y tienen el testimonio de Jesucristo [marturian Iesou].

Apocalipsis 20:4. Y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús [marturian Iesou] y por la palabra de Dios [logon tou Theou].

En cada pasaje, el genitivo tou Theou “de Dios” es un genitivo subjetivo. “La palabra de Dios” es lo que Dios dice; “los mandamientos de Dios” son los mandamientos de Dios. En la frase “testimonio de Jesús” el genitivo “de Jesús” también debe ser un genitivo subjetivo.[13]
El paralelismo entre la “Palabra de Dios” o “los mandamientos de Dios” y “el testimonio de Jesús” es vital para una comprensión de la expresión posterior. “La Palabra de Dios” en los tiempos de Juan se refería al Antiguo Testamento, y el “testimonio de Jesús” a lo que Jesús había dicho en los evangelios y por medio de sus profetas, como Pedro y Pablo. Así, ambos genitivos deben ser considerados como genitivos subjetivos. Por tanto, en Apocalipsis 19:10 leemos la explicación, “porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Sin embargo, ¿qué es el “Espíritu de la Profecía”? Esta frase ocurre solo una vez en la Biblia en este pasaje. El paralelo más cercano en la Biblia se encuentra en 1 Corintios 12:8-10.

8Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11Pero todas estas cosas las hacen uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. 28Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

Aquí, Pablo se refiere al Espíritu Santo, que, entre otras carismas, de el don de profecía; y la persona que recibe este don es llamado profeta (1 Cor. 12:28; Ef. 4:11). Ahora, tal como ocurre en 1 Cor. 12:28, aquellos que tienen el don de profecía en el v.10 son llamados profetas; así también en Apocalipsis 22:8-9, aquellos que poseen el Espíritu de Profecía en 10:10 son llamados profetas.

19:10

Yo me postré a sus pies para adorarle.
Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
22:8-9

Me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.
Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

La situación en ambos pasajes es la misma. Juan cae a los pies del ángel para adorarlo. Las palabras en la respuesta del ángel son casi idénticas, sin embargo, la diferencia es significativa. En 19:10, los hermanos son identificados por la frase, los “que retienen el testimonio de Jesús”. En 22:9, los hermanos son llamados simplemente “profetas”. Si el principio protestante de interpretar la Escritura con Escritura significa algo, esta comparación debiera guiarnos a la conclusión que “el espíritu de la profecía” en 19:10 no es una posesión de todos los miembros de la iglesia en general, sino solo de los que han sido llamados por Dios para ser profetas.
Esta no es una interpretación únicamente adventista y puede percibirse en los escritos de otros eruditos. El erudito luterano Hermann Strathmann, por ejemplo, dice:

De acuerdo al paralelo de 22:9 los hermanos aludidos no son creyentes en general, sino los profetas. Aquí también, son caracterizados como tal. Este es el punto del v.10c. Si ellos tienen la marturia Iesou, ellos tienen el espíritu de profecía, i.e., son profetas, como el ángel, que simplemente está al servicio de la marturia Iesou.[14]

Similarmente, James Moffat explica:

“Pues el testimonio o testigo de (i.e., dado por) Jesús es (i.e., constituye) el espíritu de profecía”. Este comentario de prosa marginal define específicamente a los hermanos que retienen el testimonio de Jesús como poseedores de inspiración profética. El testimonio de Jesús es prácticamente equivalente a Jesús testificando (xxii.20). Es la auto-revelación de Jesús (de acuerdo a i.l, debido en última instancia a Dios) que mueve a los profetas cristianos”.[15]

El testimonio de los Targumim

Los lectores judíos en los días de Juan sabían lo que significaba la expresión “Espíritu de profecía”. Ellos habrían entendido la expresión como una referencia al Espíritu Santo que imparte el don profético al hombre.
El judaísmo rabínico equipara las expresiones veterotestamentarias “Espíritu Santo”, “Espíritu de Dios” o “Espíritu de Jehová” con “el Espíritu de la profecía”[16] como puede verse en las ocurrencias frecuentes de este término en los Targumim (traducciones escritas del AT en Arameo):

Génesis 41:38
Texto masorético
“y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?”
Targum
Y faraón dijo a sus siervos: ¿Acaso podemos encontrar un hombre como éste, en el cual está el Espíritu de profecía del Señor?

Éxodo 33:16
Texto masorético
“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?”
Targum
¿En qué será conocido que he encontrado misericordia ante ti sino en la conversación de la Shekinah con nosotros, que señales distintivas sean producidas de nosotros, en la posesión del Espíritu de la profecía entre la naciones, y por el hablar del Espíritu Santo a mí y a tu pueblo, que seamos distinguidos de todos los pueblos que están sobra la faz de la tierra?

Números 27:18
Texto masorético
Y el Señor dijo a Moisés: “Toma a Josué hijo de Nun contigo, un hombre en quien está el Espíritu, e impón las manos sobre él;
Targum
Y el Señor dijo a Moisés, Toma a Jehoshua bar Nun, un hombre sobre el cual habita el Espíritu de profecía de delante del Señor.[17]

A veces el término “Espíritu de Profecía” se refiere simplemente al Espíritu Santo, pero en muchos casos hace alusión al don de profecía dado por el Espíritu Santo, como queda claro por el contexto del texto masorético. Comentando sobre esta expresión en el Targumim, J.P. Schäfer dice:

Entonces, ante todo prueba que el término “Espíritu de Profecía” es más cercano al TM que el término “Espíritu Santo”. Además, una examinación de los versículos donde el TO su el término “Espíritu de Profecía” muestra que en casi todos los casos hay una relación directa a la profecía en el contexto bíblico. La traducción “Espíritu de Profecía”, aunque no en el sentido literal estricto, es casi siempre estipulado en el MT (Gen. 41:38 – José tenía el “Espíritu de profecía” porque él fue capaz de interpretar el sueño de Faraón; Num. 11:25 – El Espíritu que se posó sobre los 70 ancianos, de acuerdo al TM, permitió que profetizaran; Num. 24:2 – Balaám profetizó concerniente a Israel). En otras palabras, el término “Espíritu de Profecía” describe una situación claramente delineada, esto es, el Espíritu Santo enviado por Dios que imparte el don profético al hombre.[18]

F. F. Bruce llega a la misma conclusión:

La expresión “el Espíritu de profecía” es actual en el judaísmo pos bíblico: es usado, por ejemplo, en un circunloquio del Targum para el Espíritu de Jehová que viene sobre éste u otro profeta. Así, el Targum de Jonatán registra las primeras palabras de Isaías 61:1 como “El Espíritu de profecía de delante del Señor Dios está sobre mí”. El pensamiento expresado en Apocalipsis 19:10 no es diferente a aquel ya citado de 1 Ped. 1:11 donde el “Espíritu de Cristo” se dice que germinó el testimonio avanzado por os profetas del Antiguo Testamento. Ahí también, Jesús es el tema del testimonio dado por el espíritu profético; los profetas no conocían la persona ni el tiempo que sería, pero finalmente el secreto se liberó: la persona es Jesús; el tiempo es ahora. En Apocalipsis 19:10, en tanto, es por medio de los profetas cristianos que el Espíritu de Profecía testifica. Lo que los profetas de los días pre-cristianos anticiparon es proclamado como un hecho consumado por los profetas de la nueva era, entre los cuales Juan ocupa el lugar de liderazgo.[19]

Así, podemos decir que en Apocalipsis 12:17, la segunda marca distintiva de la iglesia remanente es el “testimonio de Jesús” que es el Espíritu de profecía, o el don profético.

El significado de echo

La interpretación de la expresión “el testimonio de Jesús” se ve fortalecida por el estudio del vocablo griego echo, que significa “tener” o “poseer”. La pregunta es, ¿Cuál es “el testimonio que tenían (marturian hen eichon)? ¿Es el testimonio que recibieron y sostuvieron bajo circunstancias adversas,[20] o es el testimonio que dieron bajo las mismas circunstancias?[21]
Aquellos que aceptan la última interpretación usualmente ven una referencia a todos los mártires (cristianos o pre-cristianos). ¿Pero puede la frase ser interpretada para significar “dar testimonio”?
El significado léxico de echo en su forma transitiva activo es “tener, sostener, tener como posesión de uno”.[22] Puede significar, además, “causar, considerar” o “tener la posibilidad, poder, ser capaz, estar en una posición”.[23]
El participio medio de echo en el NT significa “mantenerse, aferrarse”.[24] En ningún caso Bauer, Arndt y Gingrich dan a echo el significado de “dar”.
Liddell y Scott dan cientos de referencias para la forma transitiva activa de echo con el mismo significado dado por Bauer, Arndt y Gingrich. En su forma media dan cuatro referencias en donde echo significa “dar” o “tener para uno mismo” algo concreto, por ejemplo, un escudo.[25] Liddell y Scott también citan una segunda palabra echo que se halla en una inscripción de Cipriano que menciona una ofrenda que es “traída” (echo).[26] No se encuentra echo con un significado abstracto como “dar testimonio”.[27]
Apocalipsis 6:9 Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las lamas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. En Apocalipsis 6:9echo está escrito en un modo imperfecto, voz activa, tercera persona plural. El significado, por tanto, solo puede ser “tener” o “sostener” y no “dar”. Si el significado fuera que “que daban su propio testimonio”, debiéramos esperar el verbo martureo (dar testimonio, testificar) o alguno de sus formas derivadas.[28]
Ya que este no es el caso, coincidimos con Mounce que dice “el testimonio de los mártires no era primariamente su testimonio sobre Jesús, sino el testimonio que habían recibido de él (cf. 12:17; 20:4)”.[29] Ellos lo habían aceptado, se rehusaban a renunciar a él, y consecuentemente fueron muertos. El “testimonio”, nada menos que la “palabra”, era una posesión objetiva de las mártires.[30] Esta interpretación está en armonía con los paralelos de la Palabra de Dios y el testimonio de Jesús tal como los hallamos en otras partes (por ejemplo 1:2, 9) como también la forma gramatical de echo (tener, sostener).

Resumen General

1. Marturia (testimonio/testigo) es primariamente usada en Juan – 30 de las 37 ocurrencias en las Escrituras.
2. Fuera del libro de Apocalipsis donde marturia es usada en una construcción genitivo por Marcos, Lucas o Juan, siempre está en forma genitivo subjetiva. Esto se ve apoyado con construcciones paralelas como las encontradas en 1 Juan 5:9 (“Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios”). “El testimonio de los hombres” y “el testimonio de Dios” son palabras por/de hombres y las palabras por/de Dios (genitivos subjetivos), no palabras acerca/concernientes a hombres o Dios (genitivos objetivos).
3. En el libro de Apocalipsis todas las construcciones genitivas con marturia pueden ser entendidas como genitivos subjetivos. No existe una razón gramatical, sintáctica o teológica contundente para entenderlo de otra manera.
4. El paralelismo en 1:2, 9, y 20:4 entre “la Palabra de Dios” y “el testimonio de Jesús” claramente indica que “el testimonio de Jesús” es el testimonio que él mismo da, tal como la “palabra de Dios” es la Palabra que Dios habla. Lo mismo se aplica en Apocalipsis 12:17 en el paralelismo entre los “mandamientos de Dios” y “el testimonio de Jesús”.
5. En 12:17 se dice que “el remanente de su simiente” “tiene [echo] el testimonio de Jesús”. Si “el testimonio de Jesús” significa “dar testimonio de Jesús”, el verbo echo (tener/sostener) sería bastante inusual en este lugar. Testimonio de, o concerniente a Jesús haría necesario un verbo como “dar” y no “tener”. La palabra echo, de manera más natural, denota posesión en esta instancia.
6. El contexto global del NT deja claro que el contenido de “el testimonio de Jesús” es el mismo Jesús. Tal como el contenido de la palabra de Dios en Cristo, así el contenido y propósito del “testimonio de Jesús” es Cristo mismo. El “testimonio de Jesús”, es entonces, la auto-revelación de Cristo por medio de los profetas –su testimonio, no el testimonio del hombre acerca de él. La última noción, sin embargo, está ligada estrechamente con ella; en algunos casos podría estar presente en un sentido secundario.
7. El paralelismo entre 19:10 y 22:8, 9 indica que aquellos que “tienen el testimonio de Jesús” tienen el don profético. Esto se ve apoyado por la explicación que “el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”, o sea, el Espíritu Santo que inspira a los profetas.

Así el “remanente de su descendencia” en 12:17 tiene el don profético. No cada miembro como tal, pero una de las características identificadoras de ellos como grupo es la manifestación del don profético en su medio.

La Iglesia Adventista del Séptimo día

La Iglesia Adventista del Séptimo día, desde sus inicios en 1863, siempre se ha atribuido esta señal identificadora a sí misma. Como adventistas creemos que como iglesia tenemos el testimonio de Jesús, o sea, que Dios se manifestó a sí mismo en la vida y obra de Ellen G. White.
Y todavía creemos que la Iglesia Adventista del Séptimo día es el la iglesia remanente visible y que el Espíritu de Profecía es una de las señales identificadoras. La creencia fundamental #18 establece:

Uno de los dones del Espíritu Santo es el de profecía. Este don es una señal que identifica la iglesia remanente y fue manifestado en el ministerio de Ellen G. White. Como mensajera del Señor, sus escritos son una fuente continua y autoritativa que proveen a la iglesia de confort, guía, instrucción y corrección. También hace evidente que la Biblia es el estándar por el cual toda enseñanza y experiencia debe ser probada.[31]


Por
Gerhard Pfandl, Ph. D



[1]Grant Osborne, Revelation, Baker’s Exegetical Commentary on the New Testament (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2002), 677-678. David Aune, Revelation 17-22, Word Biblical Commentary (Nashville, TN: Thomas Nelson Publishers, 1998), 1038-1039; Petros Vassiliades, “The Translation of Marturia Iesou in Revelation,” The Bible Translator 36 (1985): 129-34; M. E. Osterhaven, “Testimony,” The Zondervan Pictorial Encyclopedia of the Bible (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1975), 5:682; Morris Ashcraft, “Revelation,” The Broadman Bible Commentary, 12 vols. (Nashville, TN: Broadman Press, 1972), 12:312; John J. Walvoord, The Revelation of Jesus Christ (Chicago: Moody Press, 1966), 41; Martin Rist, “Revelation,” The Interpreters Bible, G. A. Buttrick, ed. (Nashville, TN: Abingdon Press, 1957), 12: 459.
[2]Ray F. Robbins, The Revelation of Jesus Christ (Nashville, Broadman Press, 1975), 154.
[3]Vassiliades, 131; William Henry Simcox, The Revelation of St. John the Divine, Cambridge Bible for Schools and Colleges (Cambridge: Cambridge University Press, 1898), 117.
[4]El Martirio de Policarpo es una carta escrita por los Smirnenses a los de la iglesia de Filomelium en Frigia en la segunda mitad del segundo siglo DC.
[5]J. Massyngberde Ford, Revelation, Anchor Bible (New York: Doubleday and Co., 1975), 374; Heinrich Kraft, Die Offenbarung des Johannes, Handbuch zum Neuen Testament (Tübingen, 1974), 22.
[6]A. A. Trite, “Martus and Martyrdom in the Apocalypse,” Novum Testamentum 15 (1973): 80. On the topic of martus and “martyrs” see F. Kattenbusch, “Der Märtyrertitel” Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft 4 (l903): 111-27; T. W. Manson, “Martyrs and Martyrdom,” Bulletin John Rylands Library 39 (1956-1957): 463-84; Ernst Lohmeyer, “Die Idee des Martyriums im Judentum und Urchristentum”, Zeitschrift für systematische Theologie 5 (1927-1928): 232-49.
[7]Ranko Stefanovic, Revelation of Jesus Christ (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2002), 392-393; Daniel J. Harrington, S.J., ed., Revelation, Sacra Pagina (Collegeville, MN: The Liturgical Press, 1993), 187; Robert W. Wall,Revelation, New International Biblical Commentary (Peabody, MA: Hendrickson Publishers, 1991), 225; Alan Johnson, “Revelation,” The Expositor’s Bible Commentary, F. E. Gaebelein, ed. (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1981), 572; James Moffat, "The Revelation of St. John the Divine," The Expositor's Greek Testament, W. Robertson Nicoll, ed., 5 vols. (Reprint, Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1980), 5:465; Robert H. Mounce, The Book of Revelation, The New International Commentary on the New Testament (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1977), 247; G. R Beasley-Murray, The Book of Revelation, New Century Bible (London: Marshall, Morgan & Scott, 1974), 276; A. Plummer, Revelation, The Pulpit Commentary (London: Kegan, Paul, Trench, Truber and Co., 1898),188.
[8]John MacArthur, Revelation 12-22, The MacArthur New Testament Commentary (Chicago: Moody Press, 2000), 34.
[9]Trite, 75.
[10]J. Massyngberde Ford, “For the Testimony of Jesus Is the Spirit of Prophecy,” Irish Theological Quarterly 42 (1975): 285; G. E. Ladd, A Commentary on the Revelation of John (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1972), 265; R. H. Charles, The Revelation of of St. John, International Critical Commentary, 2 vols. (Edinburgh: T. And T. Clark, 1920), 1:7; Albert Barnes,Revelation, Barnes’ Notes on the New Testament (Reprint of 1884-85 edition; Grand Rapids, MI: Baker Book House, s.f.), 37, 316, 411.
[11]G. K. Beale, The Book of Revelation, The New International Greek Testament Commentary (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1999), 184; Louis A. Brighton, Revelation, Concordia Seminary (St. Louis, Concordia Publishing House, 1999), 502-503; M. Eugene Boring, Revelation, Interpretation (Louisville: John Knox Press, 1989), 194.
[12]La diferencia lingüística entre el Evangelio y las cartas de Juan por una parte, y el Apocalipsis por el otro, ha llevado a muchos eruditos a identificar a otro Juan como el autor del Apocalipsis. El griego del evangelio y de las cartas es relativamente sencillo y normalmente correcto, mientras que el del Apocalipsis la ley de la concordancia muchas veces es dejada de lado. Encontramos con frecuencia géneros mezclados, números y casos como también construcciones inusuales. Para ejemplos exhaustivos ver Charles, 1: XXIX-XXXVII. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, el griego del Apocalipsis tiene mayor afinidad con el de los libros juaninos que con cualquier otro del NT. Las diferencias lingüísticas pueden deberse a que Apocalipsis fue escrito cuando Juan estaba solo en Patmos, mientras que el Evangelio y las cartas fueron escritas con la ayuda de uno o más compañeros de fe en Éfeso. Ver Donald Guthrie, New Testament Introduction (Leicester, England: Inter-Varsity Press, 1976), 934-42.
[13]Massyngberde Ford, “For the Testimony of Jesus Is the Spirit of Prophecy”, 285.
[14]Hermann Strathmann, “martuj ktl”Theological Dictionary of the New Testament, 10 vols. (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1964-76), 4:501. See also Richard Bauckham, The Climax of Prophecy (Edinburgh: T. and T. Clark, 1993), 162.
[15]Moffat, 5:465.
[16]E. Sjöberg, “Ruach in Palestinian Judaism,” Theological Dictionary of the New Testament, 10 vols. (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1964-76), 6:382.
[17]John W. Etheridge, The Targums of Onkelos and Jonathan Ben Uzziel on the Pentateuch, 2 vols. (London: Longman, Green, Longman, and Roberts, 1862), 1:131, 556; 2:442. Otras veces ocurre en Gen 45:27; Ex. 35:21, 31; Num. 11:17,25,26,28,29; 24:2; Jue. 3:10; 1 Sam. 10:6; 19:10, 23; 2 Sam. 23:2; 1 Re. 22:24; 2 Cron. 15:1; 18:22, 23; 20:14; Sal. 51:13; Is. 11:2. Ver Strack-Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament, 7 vols. (München: Beck’sche Verlagsbuchhandlung, 1965), 2:129.
[18]J. P. Schäfer, "Die Termini `Heiliger Geist' und `Geist der Prophetie’ in den Targumim und das Verhältnis der Targumim zueinander," Vetus Testamentum 20 (1970): 310.
[19] F. Bruce, The Time is Fulfilled (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1978), 105-6.
[20] Wilhelm Bousset, Die Offenbarung des Johannes (Gottingen: Vandenhoeck and Ruprecht, 1906), 270; Friedrich Düsterdieck, Critical and Exegetical Handbook to the Revelation of John (New York: Funk and Wagnalls, 1887), 229; I. T. Beckwith, The Apocalypse of John (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1979), 526; Charles, 1:174; Simcox, 44; Kraft, 119; Mounce, 158; Ladd, 104; Johnson, 475.
[21]RSV, REB, NEB, Berkeley, and Moffat translate it this way, and several commentators adopt this reading, e.g., David Aune, Revelation 6-16, Word Biblical Commentary (Nashville, TN: Thomas Nelson Publishers, 1998), 709; Osborne, 485; Barnes, 316; Massyngberde Ford, Revelation, 312.
[22] Walter Bauer, Wm. F.Arndt and F. Wilbur Gingrich, A Greek-English Lexicon of the NT and Other Early Christian Literature (Chicago, 1957), 332-34.
[23]Ibid., 333.
[24]Ibid., 334.
[25]Henry G. Liddell and Robert Scott, A Greek-English Lexicon, rev. ed. (Oxford: Clarendon Press, 1968), 749-50.
[26] Ibid., 751.
[27]David Hill comenta, “Si he marturia Iesou significa ‘testimonio a Jesús’, el verbo echo es uno bastante inusual (incluso en el griego de este libro) para connotar el ejercicio de ese testimonio por Cristianos” (David Hill, “Prophecy and Prophets in the Revelation of St. John,” New Testament Studies 18 [1971-72]: 411).
[28]Ejemplo, Summartureô ser un co-testigo, pero además, dar un testimonio.
[29]Mounce, 158.
[30]Charles, 1:174. Ver también Bousset, 270.
[31]Seventh-day Adventists Believe (Washington DC: Ministerial Association, General Conference of Seventh-day Adventists, 2005), 247.

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