Compartimos con ustedes un valioso material que ayudará a despejar dudas respecto a la inspiración y revelación en la Biblia y en los escritos de Elena G. de White. Rogger Coon hace una brillante publicación en la década de los ochenta pero siguen siendo importantes para hoy. Que lo disfruten:
LA DINÁMICA DE LA INSPIRACIÓN Y LA REVELACIÓN en la Biblia y en los escritos de Elena G. de White from Heyssen J. Cordero Maraví
Antes de la entrada del pecado, Dios se comunicaba
con los seres humanos en forma directa mediante el contacto cara a cara y el
compañerismo personal. Con la llegada del pecado esta relación sufrió una
ruptura y el hombre quedó separado de su Creador. A fin de salvar la separación
de este abismo, Dios empleó por lo menos siete formas de comunicación (las
“muchas maneras” de Hebreos 1:1) para hacer retornar a la especie humana a una
relación personal con él.
Los sueños proféticos nocturnos y las “visiones
abiertas” durante el día fueron los métodos que Dios empleó más frecuentemente
para comunicarse con hombres y mujeres de su especial elección, quienes
llegaron a ser conocidos como “videntes”, “profetas”, o “mensajeros” especiales.
La suerte del profeta raramente era fácil, como
Jesús lo dio a entender en su observación frecuentemente citada de que “no hay
profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa”.[1][1]
Los adventistas del séptimo día creen sobre la base
de la evidencia bíblica[ii][2]
como así también por datos empíricos, que un “perito arquitecto” (1 Cor. 3:10)
de su denominación, Elena de White, fue el recipiente del don de profecía.
Salomón afirmó que “nada hay nuevo debajo del sol” (Ecl. 1:9), y la crítica hacia
los profetas continúa hasta hoy.
[1][1]Mateo 13:57. Para un examen
especialmente útil del fenómeno del rechazo en el contexto actual de la
controversia en cuanto al papel y función de Elena G. de White, véase el
editorial de J. R. Spangler, “Persecuting the Prophets”, en Ministry (Febrero de 1981), pp. 21, 25.
[ii][2]Joel 2:28-32; Apoc. 10; 12:17;
19:10; Efe. 4:11-15; 1 Cor. 12:12, 28. Véase además el capítulo 8 de T. Housel
Jemison, A Prophet among You
(Mountain View, California, Pacific Press Publishing Association, 1955), pp.
135-147, titulado “Prophecy after New Testament times”.