Dar para satisfacer las necesidades de los santos y
para promover el reino de Dios es predicar sermones prácticos que testifican que
los que dan no han recibido en vano la gracia de Dios. El ejemplo viviente dado
por un carácter desprendido que sigue el modelo de Cristo, ejerce gran poder
sobre los hombres. Los que no viven para sí mismos no emplearán hasta el último
peso para satisfacer sus necesidades supuestas y para proveerse de lo que les
conviene, sino que recordarán que son los seguidores de Cristo y que hay otros
que necesitan alimento y ropa.
Los que viven para complacer el apetito y
los deseos egoístas perderán el favor de Dios y la recompensa celestial. Dan
testimonio ante el mundo de que no poseen una fe genuina, y cuando procuren
compartir con otros la verdad presente el mundo considerará sus obras como metal
que resuena y címbalo que retiñe. Que todos demuestren su fe por medio de sus
obras. "La fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma" "(Sant. 2: 17).
"Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de
nuestro gloriarnos respecto de vosotros" "(2 Cor. 8: 24).- RH, agosto 21, 1894.
El sermón más difícil
El sermón más difícil de
predicar y que ofrece más dificultad para ponerlo en práctica, es la abnegación.
El codicioso pecador, el yo, cierra la puerta al bien que podría hacerse, pero
que no se hace porque se invierte el dinero con propósitos egoístas. Pero es
imposible que nadie pueda retener el favor de Dios y gozar de comunión con el
Salvador, y al mismo tiempo ser indiferente con los intereses de sus semejantes
que no tienen vida en Cristo y que perecen en sus pecados. Cristo nos ha dejado
un ejemplo admirable de abnegación. . .
Al seguirlo por el camino de la
abnegación, levantando la cruz y llevándola tras él hasta la casa de su Padre
revelaremos en nuestras vidas la belleza de la vida de Cristo. Junto al altar
del sacrificio -el lugar designado de reunión entre Dios y el alma- recibimos de
manos de Dios la antorcha celestial que escudriña el corazón y que revela la
necesidad de que Cristo more en el interior.- RH, enero 31, 1907.
Expande el corazón y une con Cristo
Las
ofrendas de los pobres, dadas con abnegación para ayudar y extender la preciosa
luz de la verdad salvadora, no sólo tendrán olor agradable para Dios y serán
plenamente aceptadas por él como un donativo dedicado, sino que el mismo acto de
dar expande el corazón del dador y lo une más plenamente con el Redentor del
mundo. El era rico pero por amor a nosotros se hizo pobre, para que por su
pobreza nosotros fuésemos hechos ricos. Las sumas más pequeñas dadas con gozo
por los que tienen recursos limitados, resultan plenamente aceptables para Dios,
y aun de mayor valor que las ofrendas de los ricos quienes pueden dar miles de
pesos sin ejercer abnegación y sin sentir necesidad.- RH, oct. 31, 1878.
Dando con gozosa presteza
El espíritu de
liberalidad cristiana se fortalecerá a medida que se lo ejercita, y no
necesitará estimulación malsana. Todos los que poseen este espíritu, el espíritu
de Cristo, con gozosa presteza llevarán sus donativos a la tesorería del Señor.
Inspirados por su amor a Cristo y por las almas por quienes él murió, sienten
una intensa urgencia por desempeñar fielmente su parte.- RH, mayo 16, 1893 .
Para un Estudio Adicional
El circuito celestial
de la beneficencia, DTG 12, 13.
La benevolencia divina conmovida hasta
sus profundidades infinitas, 9 T 59, 60.
El plan de salvación comienza y
termina en la benevolencia, 3 T 548.
¿No inducirán a manifestar gratitud
el amor y la misericordia de Dios? 2 T 600.
La benevolencia surge del
amor agradecido, JT 1, 375.
La gratitud manifestada en ofrendas
voluntarias, de agradecimiento y por las transgresiones, HA 61, 62.
El
aprecio por la salvación eliminará las murmuraciones, JT 1, 409.
Un
recuerdo que rechazará la codicia, JT 1, 566.
Aunque no podemos ser
iguales al Modelo, podemos parecernos a él, 2 T 170.
Peligro que corre
el pueblo de Dios al amar al mundo, JT 1, 42.
El pecado de la codicia, 3
T 544 - 551.
El egoísmo es el yugo más irritante, 4 T 627.
La
obra de Dios es estorbada por el egoísmo, 9 T 52.
Hay que aquietar la
locura de los hombres por las ganancias, JT 1, 470.
Hay que prevenir el
gran mal de la codicia, 3 T 547.
La benevolencia constante es un remedio
para los pecados corruptores, 3 T 548.
Los ambiciosos y codiciosos deben
ser transformados, 5 T 250.
No se obtiene perfección del carácter sin
abnegación, 9 T 53.
De la mundanalidad a la beneficencia, 5 T 277.
La supresión del egoísmo produce resultados gloriosos, 5 T 206.
La benevolencia es un testigo glorioso de la gracia transformadora de
Dios, 2 T 239.
El amor abnegado es la mayor evidencia de sinceridad, JT
3, 147.
Un argumento que el mundo no puede contradecir, JT 1, 563.
La prosperidad espiritual se da en proporción a la liberalidad
sistemática, JT 1, 386.
Planeado por Dios para hacer al hombre semejante
a sí mismo, JT 1, 553.
Entregándolo todo con deseo ferviente, JT 1, 54.
El amor abnegado proporciona un gozo más puro que el que dan las
riquezas, JT 1, 360, 377.
La generosidad de Dios al colocar sus dones en
nuestras manos, JT 2, 333.
La capacidad para recibir es aumentada por la
liberalidad, 6 T 448, 449.
Por
Elena G. de White
Consejo sobre Mayordomía Cristiana, Capítulo 6.