"Pero el fundamento de Dios, está firme, teniendo
este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo
aquel que invoca el nombre de Cristo." 2 Tim. 2: 19.
Oren por el
otorgamiento del Espíritu Santo y crean que es para Uds. . . Escudriñen sus
corazones y preparen el vaso para la recepción del Espíritu Santo. No se sientan
satisfechos con su experiencia presente. Caven en forma más profunda y aún más,
en la mina de la verdad. El Salvador está dispuesto a enseñar a todos aquellos
que estén deseosos de aprender de El. . .
Es el privilegio de cada
creyente llegar a poseer la naturaleza de Cristo, una naturaleza muy por encima
de la que Adán perdió por su transgresión. El que Contempla al Hijo por la fe y
cree en El, es obediente a los mandamientos de Dios y en esa obediencia
encuentra la vida eterna. . . No tendrán una experiencia religiosa firme a menos
que caven profundo y edifiquen su casa sobre la roca. . .
Satanás obrará
por medio de hombres que se dejen moldear, encegueciendo las facultades de la
percepción, paralizando los sentidos con la comodidad egoísta y el amor al mundo
y, a menos que reciban un mensaje especial directamente del Cielo, no percibirán
su peligro.
La naturaleza humana es vacilante. Los hombres captan la
verdad con su capacidad de percepción, pero rehusan apartarse del mundo. No
consienten en ser el pueblo especial de Dios. Conocen la verdad de la Biblia
pero no desean obedecerla y se apartan de ella. Ejercitan su incredulidad y las
tinieblas descienden sobre sus almas. Por haber escogido su camino se los deja
para que sean llenados con sus propias inclinaciones. La verdad es insultada,
Cristo es ignorado y su suerte será la perdición, a menos que retomen y se
arrepientan.
Mientras estas influencias opositoras actúan para apartar
de la verdad, para apartar de la convicción y del cielo y conducir al amplio
sendero de la gratificación, los instrumentos de Dios trabajan para salvar a las
almas que están a punto de perecer. Después de luchar con Dios en oración,
pónganse la armadura y trabajen fervorosamente por la conversión de las almas.
Que los hombres vean que la verdad no es para Uds. una chanza sino una realidad
eterna. Pero tendrán que actuar con principios como nunca antes lo han hecho.
Esparzan la semilla de la verdad a manos llenas. Siembren junto a todas las
aguas. No tengan límites prescriptos que no pasarán, antes bien trabajen con
todos los poderes que Dios les ha dado. Entonces la gente los conocerá como
personas que creen en la verdad y para quienes ésta es una realidad. Que su fe
no falle. Hagan que su mente llegue a la decisión de liberarse de toda pereza e
inacción. . . Aférrense con firmeza. No dejen medio alguno sin probar. Trabajen,
velen y oren. Caminen humildemente con Dios (Carta 6 l/2, del 4 de enero de
1900, dirigida a un profesor de Biblia y su esposa).
Por
Elena G. de White en Alza tus Ojos (04 de enero).
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