miércoles, 28 de agosto de 2013

JAIME WHITE: El Apóstol Pablo del Movimiento Adventista

JAIME WHITE
El Apóstol Pablo del Movimiento Adventista
Agosto 4, 1821 - Agosto 6, 1881


Los adventistas del séptimo día nunca han conocido a un ejecutivo y líder misionero más talentoso y capaz que Jaime Springer White. Él también fue un poderoso evangelizador público. No solamente participó con Guillermo Miller, José Bates y otros muchos predicadores en anunciar el advenimiento de nuestro Señor alrededor de los años 1840’s, sino que sobrevivió al movimiento millerita para llegar a ser el primer gran apóstol de la causa adventista del séptimo día.
La palabra “primer” se aplica a Jaime White como a ningún otro ministro en la iglesia. Fue el editor del primer periódico publicado por los adventistas del séptimo día, Present Truth(1852)Fue el primer editor de la Review and Herald (1850), de Youth’s Instructor (1852), también de Signs of the Times (1874). Podría haber sido el primer presidente de la Asociación General, pero declinó el honor que le ofreció la hermandad, mayormente porque él había sido el principal promotor de la organización de la iglesia. Él no quería que la gente pensara que estaba trabajando en su propio beneficio. Sin embargo, fue presidente de la Asociación General entre 1865 - 1867, 1869 - 1871, 1874 - 1880.
La contribución de Jaime White a la iglesia se dio en el campo de la obra de publicaciones tanto como en el del liderazgo y administración de iglesia. Si hubo un fundador de la asociación editorial Review and Herald, lo fueron él y su esposa, Elena de White. Lo mismo se puede decir de la asociación de publicaciones Pacific Press. Jaime White fue el patrocinador y promotor de ambas grandes instituciones.

Él murió el 6 de agosto de 1881, cuando sólo tenía sesenta años de edad. Literalmente se exigió tanto en el trabajo hasta el punto de morir. Se elevó a una estatura tal que fue difícil persuadir a otros hombres a asumir la obra para la cual pensaban ellos que él estaba muchísimo más calificado. Su esposa le aconsejaba que compartiera sus responsabilidades. Esto trató él de hacer, pero Jaime White era un personaje de gran proyección: excelente financista, administrador, escritor, evangelizador y ejecutivo. Los otros líderes dependían tanto de él, que su salud no resistió más. Sus sesenta años de vida fueron empleados de manera sacrificada y exenta de egoísmo. Ningún otro ministro adventista del séptimo día hizo más que él para establecer altos principios y eficiencia en la vida de nuestras iglesias e instituciones.
Ver: Captains of the Host, pp. 45-57; Footprints of the Pioneers, pp. 117-122; Pioneer Stories Retold, pp. 59-76.


 Una Historia acerca de Jaime S. White


Jaime S. White nació en Palmyra, Maine, el 4 de agosto de 1821. El hecho de que él creciera en una pedregosa granja de Maine y que viviera en un hogar humilde solamente añade interés a la historia de su vida.

En su juventud fue un maestro de escuela. Llegó a ser un ministro de la Iglesia Cristiana de Maine. Él aceptó las ideas de Miller en cuanto al segundo advenimiento y tuvo éxito en predicar la doctrina de la pronta venida del Salvador.

“En enero de 1843, en medio de un frio invierno de Maine, él salió a lomo de caballo, con poco abrigo y sin dinero, rumbo a su campo de trabajo entre personas desconocidas a más de ciento cincuenta kilómetros de distancia. En cierta ocasión un gentío, incitado por no creyentes, se reunió alrededor de la casa de reunión y sacaron las ventanas. Cuando el joven ministro comenzó a orar, una bola de nieve silbó a través de la ventana y se estrelló contra el techo. Esto fue el comienzo de una descarga de bolas de nieve que se estrellaban contra el techo y se derramaban sobre él y sobre la Biblia. Cerrando su Biblia, empezó a describir los terrores del día del Señor. Fue inspirado a dar un sermón tal como nunca había sido capaz de darlo anteriormente. Pronto, bajo el encanto de su elocuencia, el alborotado gentío se tranquilizó. A medida que hablaba, sacó de su bolsillo un objeto puntiagudo, el cual le habían arrojado y lo había golpeado en la frente la noche anterior. Sosteniendo el objeto puntiagudo, dijo:

“Algún pobre pecador me tiró este objeto puntiagudo la noche anterior. Dios tenga piedad de él. El peor deseo que tengo para él es que en este momento él sea tan feliz como lo soy yo. ¿Por qué debería indignarme por este insulto cuando mi Maestro los tuvo atravesando sus propias manos?’

“En ese momento, él levantó sus brazos y colocó sus manos sobre la pared detrás de él en la posición de Cristo sobre la cruz. Con lágrimas rodando por sus mejillas, el joven ministro llamó a los pecadores al arrepentimiento. El efecto fue poderoso. Más de cien personas lloraban y casi otro tanto se puso de pie para orar.

“Cerrando la reunión, el joven Jaime White comenzó a salir a través de la subyugada muchedumbre. Alguien lo tomó del brazo, lo guió y asistió al pasar por en medio de la muchedumbre. Él no conocía a esta persona, y sin embargo le parecía extrañamente familiar. Cuando la señora White llegó a él a través de la muchedumbre, él extrañó a su compañero y jamás descubrió la identidad de este protector enviado por el cielo. Sus charlas continuaron en ese lugar tres o cuatros noches sin la menor oposición y tuvieron como resultado un reavivamiento general”.--Pioneer Stories Retold. pp, 64,65.

En cierto lugar el joven Jaime White llevó a cabo reuniones públicas y doscientos conversos fueron añadidos a las iglesias.

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