martes, 29 de junio de 2010

LOS FALSOS ESPÍRITUS Y LA LEY DOMINICAL

Y se le permitió Infundir aliento a la Imagen de la bestia, para que la Imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase (Apoc. 13: 15).
EI poder milagroso que se manifiesta en el espiritismo ejercerá su influencia en perjuicio de los que prefieren obedecer a Dios antes que a los hombres. Habrá comunicaciones de espíritus que declararán que Dios los envió para convencer de su error a los que rechazan el domingo y afirmarán que se debe obedecer a las leyes del país como a la ley de Dios. Lamentarán la gran maldad existente en el mundo y apoyarán el testimonio de los ministros de la religión en el sentido de que la degradación moral se debe a la profanación del domingo. Grande será la indignación despertada contra todos los que se nieguen a aceptar sus aseveraciones.Los que se oponen a las enseñanzas del espiritismo atacan no sólo a los hombres, sino también a Satanás y a sus ángeles. Han emprendido la lucha contra principados, potestades y malicias espirituales en los aires. Satanás no cederá una pulgada de terreno mientras no sea rechazado por el poder de mensajeros celestiales.

El pueblo de Dios debe hacerle frente como lo hizo nuestro Salvador, con las palabras: "Escrito está". Satanás puede hoy citar las Santas Escrituras como en tiempo de Cristo, y volverá a pervertir las enseñanzas de ellas para sostener sus engaños. Los que quieren permanecer firmes en estos tiempos de peligro deben comprender por sí mismos el testimonio de las Escrituras.Muchos tendrán que vérselas con espíritus de demonios que personificarán a parientes o amigos queridos y que proclamarán las herejías más peligrosas. Estos espíritus apelarán a nuestros más tiernos sentimientos de simpatía y harán milagros con el fin de sostener sus asertos. Debemos estar listos para resistirles con la verdad bíblica de que los muertos no saben nada y de que los que aparecen como tales son espíritus de demonios.

Agentes satánicos en forma humana participarán en este último gran conflicto para oponerse a la edificación del reino de Dios. Y ángeles celestiales con apariencia humana estarán en el campo de acción. Los dos bandos opuestos seguirán existiendo hasta el fin del último gran capítulo de la historia de este mundo.


E. G. White

martes, 15 de junio de 2010

NUESTRA MISIÓN, EL MUNDO


Las vidas de los que están conectados con Dios son fragantes en obras de amor y bondad. El dulce sabor de Cristo los rodea; la influencia que ejercen eleva y bendice a los demás. Son árboles que dan fruto. Los hombres y mujeres con semejante marca de carácter servirán a sus prójimos mediante actos de bondad y trabajo serio y sistemático.La importancia del yo, la vanidad y el orgullo, jamás deberían interferir con la obra sagrada. Los que han sido exaltados porque pueden hacer algo en la causa de Dios, estarán en peligro de echar a perder la obra por su presunción, y arruinarán así sus propias almas.Todos los que trabajan en la obra de Dios deberían hacer que su misión sea lo más atractiva posible, para que su comportamiento no produzca aversión por la verdad. El yo debe estar escondido en Cristo, y los que trabajan para Dios deben poseer caracteres de sabor fragante. Ahora es el momento de realizar los esfuerzos más serios. Se necesita a hombres y mujeres para trabajar en el gran campo misionero con determinación; hombres y mujeres que oren y clamen para poder sembrar la preciosa semilla de la verdad, imitando así al Redentor, el príncipe de los misioneros.Cristo dejó los atrios celestiales; dejó su puesto de honor, y por nuestra causa se hizo pobre, para que por su pobreza fuéramos hechos ricos. Trabajó en la viña en las colinas de Galilea, y finalmente regó con su propia sangre la semilla que había sembrado. Cuando la cosecha de la tierra sea reunida en los graneros del cielo y Cristo observe a los santos redimidos, verá el trabajo de su alma y estará satisfecho.El que da mayores talentos a los que han perfeccionado sabiamente los talentos que se les han encomendado, está listo a reconocer los servicios de sus fieles seguidores en el Amado, ya que éstos han batallado mediante su poder y gracia. Los que han procurado desarrollar y perfeccionar el carácter cristiano mediante el ejercicio de sus facultades en buenas obras y en la siembra de las semillas de la verdad junto a toda agua, cosecharán, en el mundo venidero, lo que han sembrado. La obra iniciada en esta tierra será consumada en la vida más excelsa y santa, y durará por toda la eternidad. La negación y el sacrificio del yo que se necesitan para que el corazón realice las obras de Cristo, serán superados infinitamente por la rica recompensa del eterno peso de gloria, por los gozos de una vida a la altura de la vida de Dios.


Vivir por Cristo

Ninguno debería sentirse satisfecho de salvar solamente su alma. Los que aprecian el plan de salvación, el precio infinito que se pagó por la redención del hombre, no vivirán para sí. Estarán profundamente interesados en salvar a sus prójimos, para que Cristo no haya muerto por ellos en vano.Todo el cielo está interesado en la salvación de las almas, y todos los que participan de los beneficios celestiales sentirán una ansiedad intensa para que el interés manifestado por el cielo no sea en vano. Cooperarán en la tierra con los ángeles del cielo, al manifestar su aprecio por el valor de las almas por las que Cristo murió. Mediante sus esfuerzos sinceros y sensatos, traerán a muchos al redil de Cristo. Nadie que sea partícipe de la naturaleza divina estará indiferente ante este asunto.El mundo es nuestro campo de trabajo. Aferrados a Dios para recibir su poder y su gracia, podemos avanzar en el camino del deber como colaboradores con el Redentor del mundo. Nuestro trabajo es esparcir la luz de la verdad y adelantar la obra de la reforma moral, a fin de elevar, ennoblecer y bendecir a la humanidad. En todo curso de acción, deberíamos aplicar los principios de Cristo en el Sermón del Monte, y confiar entonces los resultados a Dios.


El gozo del servicio

“Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”. “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”.Si Dios, Cristo y los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente y se torna obediente a Cristo, ¿no debería estar el ser humano imbuido del mismo espíritu, y trabajar por el futuro y por la eternidad con esfuerzos perseverantes para salvar no solo su alma sino las almas de los demás?Si trabajáis en esta dirección con interés sincero como seguidores de Cristo, cumpliendo todo deber, mejorando cada oportunidad, vuestras almas se adaptarán gradualmente al molde del cristiano perfecto. El corazón ya no se mostrará indiferente e insensible. La vida espiritual no se verá disminuida. El corazón brillará con la impresión de la imagen divina, porque estará en estrecha relación con Dios. La vida entera fluirá con alegre presteza en canales de amor y simpatía por la humanidad. El yo será olvidado, y sus acciones estarán de acuerdo con Dios. Al ofrecer el agua a los demás, sus almas también serán regadas.El río que fluye de sus almas proviene de una fuente de agua viva, y fluye hacia los demás en buenas obras, en sinceros y abnegados esfuerzos por la salvación de ellos. A fin de ser un árbol fructífero, el alma debe apoyarse y nutrirse de la Fuente de Vida, y debe estar en armonía con el Creador.


La necesidad de consagración

Todos los que son fieles obreros de Dios entregarán de buena gana sus espíritus y todas sus energías como un sacrificio para Dios. En respuesta al toque divino, el Espíritu de Dios que opera sobre el espíritu de ellos convoca las sagradas armonías del alma. Esta es la verdadera santificación, según se revela en la Palabra de Dios, y es obra de toda la vida.La obra que el Espíritu de Dios ha comenzado sobre la tierra para perfeccionar al hombre, será coronada por la gloria en las mansiones de Dios… Los momentos que se nos otorgan son pocos. Estamos ante los umbrales mismos de la eternidad. No hay tiempo que perder. Cada momento es sagrado y muy precioso como para ser dedicado meramente en beneficio propio.¿Quién buscará a Dios con sinceridad, y tomará de él la fuerza y la gracia para ser su fiel obrero en el campo misionero? Los esfuerzos individuales son esenciales para el éxito de esta empresa.


Fuente: AdventistWorld.com / Este artículo es un fragmento del que apareció en la Adventist Review and Sabbath Herald, ahora llamada Revista Adventista, el 2 de enero de 1879Autor: Elena G. de White, los adventistas creemos que ella ejerció el don bíblico de profecía durante más de setenta años de ministerio público.

jueves, 3 de junio de 2010

Profetas, verdaderos y falsos


¿Cómo se puede distinguir la diferencia que existe entre un profeta verdadero y otro falso?


El Antiguo Testamento destaca el conflicto constante entre los profetas falsos y los profetas verdaderos del Señor. En el pasado, distinguir entre ellos fue difícil, pero había que hacerlo. Los israelitas preguntaron al Señor: " ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?" (Deut. 18:21). Juan escribió a la iglesia: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1 Juan 4:1). Dado que este tema es muy importante, el Señor dio a su pueblo algunas instrucciones al respecto.


1. Profecías cumplidas: Moisés dijo a los Israelitas: "Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él" (Deut. 18:22; ver Jer. 28:8, 9). A primera vista, esta es una buena prueba que, sin embargo, a menudo es difícil de aplicar. Para poder determinar si alguien es un profeta verdadero, debemos esperar el cumplimiento de la profecía que anunció. Con el objetivo de poder ayudar a sus oyentes, los profetas algunas veces daban, dentro de sus profecías de largo alcance, algunas profecías de término corto que se cumplían rápidamente (Jer. 28:16, 17). Sin embargo, las profecías de un falso profeta también podrían cumplirse (Deut. 13:1, 2). Esto sugiere que esta prueba no es suficiente, por sí sola, para saber si un profeta es de Dios.


2. Teología correcta. Esta prueba asume que el pueblo ya ha recibido mensajes de Dios y que es capaz de usarlos para evaluar nuevas revelaciones. Por ejemplo, dado que la Ley de Dios prohíbe adorar ídolos, un profeta que dirige a otros a adorar otros dioses sería un falso profeta (Deut. 13:2). El mensaje de un nuevo profeta tiene que estar de acuerdo con las revelaciones previas de Dios (Isa. 30:8). La persona que recibe la nueva revelación tiene que tener un profundo conocimiento personal de la Palabra de Dios. Esto les permite utilizar ese conocimiento para evaluar la veracidad de la nueva revelación. En el Nuevo Testamento, la revelación de Dios a través de Jesucristo llegó a ser la prueba central, junto con la Palabra escrita, para determinar si un profeta era verdadero (1 Juan 4:2, 3; Juan 17:17). Aunque esta prueba es más difícil de adulterar, puede ser falsificada. El apóstol Pablo escribió acerca de "falsos apóstoles [...] que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz" (2 Cor. 11:13, 14). Y sin embargo, los que conocen la verdad tal como es en Jesús no serán engañados.


3. La prueba de la ética. Los falsos profetas no viven a la altura de las leyes de Dios y no se pronuncian claramente contra el pecado. El profeta Ezequiel acusó a los falsos profetas: "Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo" (Eze. 13:22). Los falsos profetas también eran arrogantes (2 Ped. 2:18), engañadores (Hech. 13:6-10), y a menudo predicaban solo por la paga (2 Ped. 2:3, 13). Su vida no estaba en armonía con la palabra revelada de Dios. Las personas pueden dar la impresión de ser santas, incluso de hablar lo correcto, y sin embargo Jesús dijo que son como lobos vestidos de ovejas (Mat. 7:15).


4. Por sus frutos. Jesús mismo estableció esta prueba. Dijo: "Por sus frutos los conoceréis [...]. Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos" (Mat. 7:16, 17). Es parecida a la tercera prueba, pero va más allá, al preguntar: ¿Cuáles son los resultados del ministerio de una persona que dice ser profeta? Su ministerio ¿edifica a la iglesia? Esta prueba requiere tiempo, pero la mentira y el engaño tarde o temprano son revelados.


Tenemos que permanecer abiertos a la posibilidad de que Dios todavía nos hable por medio de sus profetas. Pero, a fin de poder identificar a un verdadero profeta, deberíamos conocer y entender las Escrituras; deberíamos utilizar la Palabra inspirada de Dios para probar las enseñanzas y el estilo de vida de la persona que dice ser un profeta verdadero.


Finalmente, no deberíamos aceptar rápidamente a alguien que dice serlo. Debemos darle tiempo para que las acciones del nuevo profeta muestren qué clase de persona es. Probar los espíritus requiere tiempo, oración y conocimiento de lo que Dios ya nos ha revelado.


Dr. Ángel Manuel Rodríguez

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