miércoles, 22 de agosto de 2012

LA PREDICACIÓN DE SERMONES PRÁCTICOS


Dar para satisfacer las necesidades de los santos y para promover el reino de Dios es predicar sermones prácticos que testifican que los que dan no han recibido en vano la gracia de Dios. El ejemplo viviente dado por un carácter desprendido que sigue el modelo de Cristo, ejerce gran poder sobre los hombres. Los que no viven para sí mismos no emplearán hasta el último peso para satisfacer sus necesidades supuestas y para proveerse de lo que les conviene, sino que recordarán que son los seguidores de Cristo y que hay otros que necesitan alimento y ropa. 

Los que viven para complacer el apetito y los deseos egoístas perderán el favor de Dios y la recompensa celestial. Dan testimonio ante el mundo de que no poseen una fe genuina, y cuando procuren compartir con otros la verdad presente el mundo considerará sus obras como metal que resuena y címbalo que retiñe. Que todos demuestren su fe por medio de sus obras. "La fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma" "(Sant. 2: 17). "Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de nuestro gloriarnos respecto de vosotros" "(2 Cor. 8: 24).- RH, agosto 21, 1894. 

El sermón más difícil 

El sermón más difícil de predicar y que ofrece más dificultad para ponerlo en práctica, es la abnegación. El codicioso pecador, el yo, cierra la puerta al bien que podría hacerse, pero que no se hace porque se invierte el dinero con propósitos egoístas. Pero es imposible que nadie pueda retener el favor de Dios y gozar de comunión con el Salvador, y al mismo tiempo ser indiferente con los intereses de sus semejantes que no tienen vida en Cristo y que perecen en sus pecados. Cristo nos ha dejado un ejemplo admirable de abnegación. . . 

Al seguirlo por el camino de la abnegación, levantando la cruz y llevándola tras él hasta la casa de su Padre revelaremos en nuestras vidas la belleza de la vida de Cristo. Junto al altar del sacrificio -el lugar designado de reunión entre Dios y el alma- recibimos de manos de Dios la antorcha celestial que escudriña el corazón y que revela la necesidad de que Cristo more en el interior.- RH, enero 31, 1907. 

Expande el corazón y une con Cristo 

Las ofrendas de los pobres, dadas con abnegación para ayudar y extender la preciosa luz de la verdad salvadora, no sólo tendrán olor agradable para Dios y serán plenamente aceptadas por él como un donativo dedicado, sino que el mismo acto de dar expande el corazón del dador y lo une más plenamente con el Redentor del mundo. El era rico pero por amor a nosotros se hizo pobre, para que por su pobreza nosotros fuésemos hechos ricos. Las sumas más pequeñas dadas con gozo por los que tienen recursos limitados, resultan plenamente aceptables para Dios, y aun de mayor valor que las ofrendas de los ricos quienes pueden dar miles de pesos sin ejercer abnegación y sin sentir necesidad.- RH, oct. 31, 1878. 

Dando con gozosa presteza 

El espíritu de liberalidad cristiana se fortalecerá a medida que se lo ejercita, y no necesitará estimulación malsana. Todos los que poseen este espíritu, el espíritu de Cristo, con gozosa presteza llevarán sus donativos a la tesorería del Señor. Inspirados por su amor a Cristo y por las almas por quienes él murió, sienten una intensa urgencia por desempeñar fielmente su parte.- RH, mayo 16, 1893 . 

Para un Estudio Adicional 

El circuito celestial de la beneficencia, DTG 12, 13. 

La benevolencia divina conmovida hasta sus profundidades infinitas, 9 T 59, 60. 

El plan de salvación comienza y termina en la benevolencia, 3 T 548. 

¿No inducirán a manifestar gratitud el amor y la misericordia de Dios? 2 T 600. 

La benevolencia surge del amor agradecido, JT 1, 375. 

La gratitud manifestada en ofrendas voluntarias, de agradecimiento y por las transgresiones, HA 61, 62. 

El aprecio por la salvación eliminará las murmuraciones, JT 1, 409. 

Un recuerdo que rechazará la codicia, JT 1, 566. 

Aunque no podemos ser iguales al Modelo, podemos parecernos a él, 2 T 170. 

Peligro que corre el pueblo de Dios al amar al mundo, JT 1, 42. 

El pecado de la codicia, 3 T 544 - 551. 

El egoísmo es el yugo más irritante, 4 T 627. 

La obra de Dios es estorbada por el egoísmo, 9 T 52. 

Hay que aquietar la locura de los hombres por las ganancias, JT 1, 470. 

Hay que prevenir el gran mal de la codicia, 3 T 547. 

La benevolencia constante es un remedio para los pecados corruptores, 3 T 548. 

Los ambiciosos y codiciosos deben ser transformados, 5 T 250. 

No se obtiene perfección del carácter sin abnegación, 9 T 53. 

De la mundanalidad a la beneficencia, 5 T 277. 

La supresión del egoísmo produce resultados gloriosos, 5 T 206. 

La benevolencia es un testigo glorioso de la gracia transformadora de Dios, 2 T 239. 

El amor abnegado es la mayor evidencia de sinceridad, JT 3, 147. 

Un argumento que el mundo no puede contradecir, JT 1, 563. 

La prosperidad espiritual se da en proporción a la liberalidad sistemática, JT 1, 386. 

Planeado por Dios para hacer al hombre semejante a sí mismo, JT 1, 553. 

Entregándolo todo con deseo ferviente, JT 1, 54. 

El amor abnegado proporciona un gozo más puro que el que dan las riquezas, JT 1, 360, 377. 

La generosidad de Dios al colocar sus dones en nuestras manos, JT 2, 333. 

La capacidad para recibir es aumentada por la liberalidad, 6 T 448, 449. 

Por
Elena G. de White
Consejo sobre Mayordomía Cristiana, Capítulo 6.

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