miércoles, 25 de junio de 2014

Juan Norton Loughborough, PRIMER HISTORIADOR DE LA IGLESIA


Juan Norton Loughborough
PRIMER HISTORIADOR DE LA IGLESIA
Nació el 26 de enero de 1832 - Murió el 7 de abril de 1924

Juan Norton Loughborough llegó a ser un adventista guardador del Sábado como resultado de las labores de J. N. Andrews. Comenzó a predicar inmediatamente y fue ordenado al ministerio en 1854. Llegó a ser el primer misionero (en California claro está) en el año de 1868. En 1878 fue enviado a Europa. Fue presidente de la Asociación de Illinois. Por seis años fue superintendente de los distritos de la Asociación General formados por Asociaciones. Fue el primer historiador de la denominación al escribir el libro The Rise and Progress of Seventh-Day Adventists el cual fue seguido por The Great Second Advent Movement. Fue, además, autor de libros más pequeños. Loughborough fue el primer hombre en recibir la ordenación en lo que más tarde se conocería como Iglesia Adventista del Séptimo Día. Esto sucedió cuando tenía 22 años de edad.
Al igual que la mayoría de los primeros dirigentes adventistas, John Loughborough tomó interés genuino en la obra de publicaciones. Un día él y Jaime White estaban discutiendo sobre maneras para hacer avanzar la obra del evangelio. Se sugirió que si ofrecían libros a la gente, en público, en conexión con los servicios de predicación, ésta estaría dispuesta a comprarlos y pagar por ellos una suma pequeña, preparando así el camino para producir más publicaciones. El joven y alerta predicador dijo: "Voy a probar". Así, en una de las reuniones se exhibieron folletos desde el púlpito ofreciéndolos en venta. Al finalizar el sermón muchas personas se adelantaron y los compraron. En esa época se podía comprar una serie completa de toda la literatura adventista publicada, incluyendo folletos y un libro de tapas blancas, por 35 centavos. Hoy costaría centenares de dólares comprar una copia de toda la literatura adventista del séptimo día publicada en muchos idiomas.
Loughborough fue realmente un gran pionero, que prestó sus muchos talentos al desarrollo de la obra dondequiera que hubiera una necesidad.
"En 1908, a la edad de setenta y seis años, comenzó un viaje alrededor del mundo, visitando los principales centros de la obra Adventista del Séptimo Día. Viajó treinta mil millas por agua y seis mil por tierra. Con esto terminó su servicio activo exceptuado algún viaje ocasional a un congreso o a una sesión de la Asociación General, o de tomar su pluma para escribir reminiscencias de días idos. Vivió con su hija, la Sra. J. J. Ireland, en Lodi, California. Cuando ella y su esposo fueron llamados a Washington, D. C., la salud del pastor Loughborough estaba decayendo y pasó sus últimos años en el Sanatorio St. Helena, donde dejó de existir apaciblemente el 7 de abril de 1924 a la edad de noventa y dos años. Su funeral se realizó en la iglesia de St. Helena que era una de las primeras que él levantó en California hacía más de cincuenta años atrás".
Vea: Pioneer Stories Retold, págs. 115-142; Footprints of the Pioneers, págs. 147-156.

Una Historia Acerca de Juan N. Loughborough
Poco tiempo después de que Juan Loughborough llegara a ser Adventista del Séptimo día, recibió la impresión que debía ir a predicar el mensaje, pero vaciló hasta que pudiera ganar suficiente dinero para mantener a su esposa. Trató de hacer que tuviera éxito el negocio en el cual estaba comprometido, pero falló. Sus fondos eran insuficientes. Entonces fue a una reunión en Rochester. Durante esa reunión la hna. White tuvo una visión. Relatando esta visión, ella dijo: "El hno. Loughborough no está cumpliendo con su deber de predicar el mensaje tratando de obtener medios para su sostén. El Señor me ordenó que dijera: 'Decida predicar el mensaje y el Señor abrirá el camino para el sostén de su familia'". Divine Predictions Fulfield, págs. 25-27.
Después de la reunión, Juan Loughborough fue a su casa y oró. Le dijo al Señor: "Iré confiado en tí de que proveerás para mi sostenimiento". Cuando hizo esta promesa sólo tenía tres centavos en su bolsillo y no sabía de dónde conseguiría más dinero. Pero se sentía feliz.
El lunes de mañana su esposa le dijo: "Juan, se terminaron los fósforos y necesito hilo". El pastor Loughborough sacó los centavos de su bolsillo y le dijo: "María, esto es todo el dinero que tengo. Consigue fósforos con un centavo, y un carrete de hilo y tráeme un centavo de vuelta. No quiero quedarme completamente sin dinero".
Su esposa se puso lívida. "¿Qué vamos a hacer?", exclamó. Juan Loughborough le contestó: "Voy a ir a predicar dejaré que el Señor abra el camino para nosotros como prometió hacerlo en la visión el sábado pasado".
María Loughborough se fue a su habitación a llorar. Lloró por una hora. Entonces salió para hacer sus compras. Apenas hacía unos minutos que había salido cuando un hombre extraño llamó a la puerta y pidió cerraduras de ventanas por valor de sesenta dólares. El hermano Loughborough tratando de vender cerraduras sin éxito. Ahora, desde que él prometió obedecer al Señor y llegar a ser un predicador, el Señor comenzó a trabajar por él".
El hombre le dijo: "Vendré a buscar las cerraduras al mediodía y entonces las pagaré". El hermano Loughborough sólo tenía que caminar unas dos cuadras hasta la fábrica donde hizo el pedido por las cerraduras. La venta se realizó como se había planeado y su ganancia fue más de treinta dólares. ¡Treinta dólares era mucho dinero allá por los años 1850!
Cuando María Loughborough volvió con sus compras, encontró a su esposo cantando. "Pareces estar muy feliz", le dijo:
"Sí, replicó él. Y le contó lo que había ocurrido. Entonces ella se fue a su habitación a llorar por otra hora, pero esta vez por una razón diferente".
El pastor Loughborough fue obediente a la visión celestial. Llegó a ser un predicador de éxito. Dios lo usó de una manera poderosa para desarrollar los intereses de Su causa.

Fuente: PM MINISTRIES

1 comentario:


  1. …21Y si dices en tu corazón: ``¿Cómo conoceremos la palabra que el SEÑOR no ha hablado? 22Cuando un profeta hable en el nombre del SEÑOR, si la cosa no acontece ni se cumple, ésa es palabra que el SEÑOR no ha hablado; con arrogancia la ha hablado el profeta; no tendrás temor de él. Dt. 18.21-22

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